#Nacionales#Política

El relato macrista al borde del precipicio y el progresismo atrapado en Netflix

5 Minutos de lectura

Por Ignacio Ratier*

en twitter @ratierignacio

Ante la ejecución de políticas que han empeorado la vida de amplios sectores de la sociedad, la construcción de una agenda mediática alternativa que haga foco en las sombras del macrismo se volvió una necesidad imperiosa. Sin embargo, el éxito para colar temas que comprometen al actual gobierno, en ocasiones, ha venido de la mano de investigaciones publicadas en diarios que, por su conducta editorial, se pueden definir como oficialistas o filo-oficialistas: es el caso de los  trabajos de Hugo Alconada Mon en La Nación, por ejemplo. ¿Está el progresismo argentino atrapado en Netflix y en tareas nimias como la recolección de declaraciones desafortunadas de funcionarios oficialistas? Es una posibilidad a considerar.

Los que nos interesamos por lo que sucede entre la comunicación, la política y los medios, observamos desde hace largos meses el éxito del macrismo para orientar la agenda mediática. Por supuesto, con el tablero de control del Estado y los medios públicos a su cargo, sumado al desmoronamiento de los medios que recibieron cuantiosas sumas en pauta oficial por parte del gobierno anterior y el automático alineamiento de los grandes grupos, la tarea se simplificó y encontró un carril propicio para andar a una buena velocidad durante el primer tramo de la gestión.

A juzgar por los últimos resultados electorales y por las encuestas que han ido apareciendo, podemos dividir al electorado argentino en tres tercios, y asegurar que dos de ellos se corresponden con las minorías más intensas: el anti-kirchnerismo y el anti-macrismo. Si los primeros beben diariamente del manantial de los medios del grupo Clarín, del programa de Fantino, de La Nación o Infobae, ¿dónde encuentran representación los segundos? Este grupo podrían encabezarlo Página 12, C5N -con el programa de Navarro como baluarte-, y un conjunto de webs despreocupadas por la estética: vagabundos lenguaraces que ponen a circular información trivial para quienes viven a gusto comiendo cabezas de pescado.

El oasis anti-macrista se caracteriza por el constante flujo de publi-notas que sostienen la imagen de políticos cercanos al kirchnerismo y de capturas de pantalla de funcionarios que postean frases apologéticas de la dictadura o posturas que atentan en contra de cualquiera de los símbolos del progresismo (manifestarse, por caso, en contra del ni una menos). El costado más oscuro se vio luego de la tapa de Página 12 en la que, tras la detención de César Milani por causas que lo comprometen con delitos de lesa humanidad, por primera vez no hubo prioridad para los derechos humanos entre sus destacados.

No obstante, cada vez que se hicieron investigaciones serias que indagaron en los esquemas de corrupción del macrismo o en las consecuencias de su gestión, los grandes medios, donde se terceriza el relato oficial, se vieron obligados a ceder un lugar para tratar estos temas o bien fueron, como señalaba al principio, periodistas de estos mismos espacios los que llevaron adelante dichas pesquisas. En cierta medida, el gobierno se ve más condicionado por una nota crítica de La Nación o Clarín que por el achaque constante que recibe por parte de cualquier medio abiertamente opositor. O al menos así ha sido hasta hoy.

En cierta medida, el gobierno se ve más condicionado por una nota crítica de La Nación o Clarín que por el achaque constante que recibe por parte de cualquier medio abiertamente opositor. O al menos así ha sido hasta hoy.

En el plano de lo político, el desgaste del repertorio de lucha en gestos abstrusos, como la realización de marchas en defensa del puesto de trabajo de Víctor Hugo Morales, fue horadando la capacidad de impacto de cada movilización. Fueron quienes se sentaron a negociar los que rescataron un plus para los sectores populares, los que obligaron a declarar la emergencia social. Asimismo, en el plano mediático, el discurso anti-macrista se caracteriza por el apego a figuras de baja aceptación pública y por un registro exageradamente emocional y capaz de penetrar sólo en la porción social convencida y dispuesta a alimentar sus prejuicios. Utilizando una analogía con la economía: demasiada política normativa, deber ser, ética, y poca política positiva, es decir, argumentos racionales. O dicho más simple, mucho soldadito del escrache para tan poco artesano, para tan poco albañil. En fin.

Utilizando una analogía con la economía: demasiada política normativa, deber ser, ética, y poca política positiva, es decir, argumentos racionales. O dicho más simple, mucho soldadito del escrache para tan poco artesano, para tan poco albañil. En fin.

Por otra parte, los recientes eventos vuelven la coyuntura un tanto más favorable, siempre y cuando se adopten mejores estrategias comunicativas y se abandonen las posturas cómodas. Cualquiera es el Tano Pasman y se sienta a putear mientras su equipo desciende. Cabe recordar que, en las últimas elecciones, la alianza Cambiemos obtuvo un triunfo ajustado en un marco de deterioro de la imagen del oficialismo saliente y un inminente mandato social que exigía transparencia. Las dificultades de Scioli para elaborar un discurso en esa dirección dio pie al avance de un Macri respaldado por Carrió y la UCR, viejos lobos del honestismo. En desmedro de ello, los sucesos que se han encadenado desde los inicios de la nueva gestión, que involucran directamente al presidente y muchos de sus funcionarios, hieren directamente en las alas de su discurso; rompen el contrato moral que los vincula con el electorado que pidió un alto a la corrupción.

Como dice Martín Becerra, la entrevista de Al Jazeera a Gabriela Michetti ya ofreció un anticipo de los límites del perocristinismo  (esto de explicar todas y cada una de las cosas con “pero cristina hizo esto, esto y aquello”) ante la prensa internacional; en esa oportunidad, el especialista en medios definía al discurso oficial, sagazmente, como un monocultivo (1). En el marco de un Estado congestionado de CEOs y representantes del mundo empresarial, si las cosas no se hacen con claridad lo más probable es que se viva constantemente en los bordes de lo legal o en el cruce de estos límites.

En un Estado congestionado de CEOs y representantes del mundo empresarial, si las cosas no se hacen con claridad lo más probable es que se viva constantemente en los bordes de lo legal o en el cruce de estos límites.

Los ejemplos, que deben observarse de manera integral, van desde el escándalo por los Panama Papers (2), los conflictos de intereses que involucran a su primo Ángelo  Calcaterra en las licitaciones de obras públicas (3), el giro de más de medio millón de dólares por parte de Odrebecht  al jefe de inteligencia Gustavo Arribas y las relaciones del macrismo con el Lava Jato(4),  la autoindulgente condonación de la deuda del correo (5), hasta la cesión de todas las rutas aéreas solicitadas por Avianca (empresa que vincula a Macri y a Mario Quintana, vicejefe de gabinete). Todo esto en poco más de un año.

El esquema de corrupción y conflictos de intereses que se abre alrededor del gobierno desgasta severamente la imagen de transparencia a medida que el tiempo pasa y el perocristinismo se vuelve cada vez más inútil. Se agotó el margen, escribió preocupado Joaquín Morales Solá (6), y agregó que si el Gobierno insiste en conducir el Estado como lo hizo en las últimas semanas, corre el riesgo de perder las elecciones legislativas de octubre.

En este contexto, apostar por un periodismo riguroso, que investiga, cita fuentes y pone el dedo en la llaga, es el mejor camino para poner límites a un gobierno que con un relato honestista ya no es capaz de ir muy lejos (7). De otro modo, si se sigue proyectando hacia adelante más desde una estructura de sentimientos que desde una estructura político-partidaria, como dice el artista plástico Daniel Santoro, los que continúan gritando desde el sótano que el candidato era el proyecto harán difícil la construcción de una oposición competitiva en 2019.

*Periodista y Licenciado en Comunicación Social.

Referencias

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