Por Agustín del Monte.
La “economía” es ese gran fantasma que nos asusta y nos aleja de su comprensión, con sus operaciones matemáticas indescifrables, encriptadas en un lenguaje complejo y acuñado por el academicismo monetarista.

Igal Kejsefman escucha atento la exposición de Francisco González Kofler. Fotografía, Agustín del Monte.
Es jueves por la noche. El Paraninfo de la Universidad Nacional de Santiago del Estero se ve colmado de un público diverso: estudiantes, autoridades de las diferentes facultades y un público curioso y a la espera de poder oír alguna reflexión que arroje luz sobre el panorama que les permita entender qué está pasando en el país.
Lorena Arambuena, presidenta del centro de estudiantes de la Facultad de Humanidades, hace apertura de lo que se denominó la “2º Jornada de Economía Argentina: El rol del Estado, el Mercado y sus efectos sobre la sociedad”. Sobre el escenario ya se disponen los 3 actores a cargo de la disertación, con la moderación de Iliana Medina, estudiante de la carrera de CPN.
Rosario Trujillo es estudiante avanzada de la Licenciatura en sociología. Certera y sin dubitar ante una sala llena, esgrime sobre las teorías económicas que se imparten en las curriculas de las universidades públicas, acusando una ineficiencia a la hora de realizar un análisis crítico sobre las política neoliberales que nos acechan. Hace énfasis en el “proceso de modernización de las universidades públicas” llevado a cabo durante el menemismo, institucionalizado con la Ley Nacional de Educación Superior (Ley 24.521).
El Lic. Alejandro Francisco Kofler, por su parte, toma la posta, se disculpa por estar “engripado a causa de un problema económico” y descarga su crítica sobre la enseñanza, estudiantes, docentes y la desarticulación interna, tanto de las carreras de ciencias sociales como de las cátedras que las integran. Da un salto hacía las políticas de Estado, explayándose sobre la peligrosidad de ser ingenuo ante el trasfondo económico de cada medida tomada por el gobierno nacional, una simple gripe. Hasta aquí, una dura interpelación a los estamentos universitarios y a la sociedad en general.
Finalmente, el escenario queda a disposición. Igal Kejsefman, Licenciado en economía (UBA), desarrolla lo que él llama “La hipótesis de Macri”, como la solución propuesta por el actual gobierno para resolver es que se ha repetido en su discurso hasta el hartazgo: “La pesada herencia”. Nos explica la teoría del Neo-desarrollismo, como el complemento Mercado-Estado y los problemas que acarrea. Despliega gráficos y estadísticas, analizando e interpretando el proceso económico desde la crisis de 2001 hasta el último informe ofrecido por el INDEC.

Fotografía, Agustín del Monte.
Las disertaciones finalizan. Los integrantes del centro de estudiantes toman su lugar en el escenario para hacer el discurso de cierre de una jornada exitosa.
Ahora bien, para hilar cuestiones más finas y buscar respuestas a interrogantes más precisos, arreglo una entrevista personal con el Lic. Kejsefman para el día siguiente.
Entrevista
¿Qué formas alternativas crees que existen para solucionar el déficit energético sin golpear a los sectores más bajos?
Está buena la pregunta. A ver… yo creo que el problema no es la pregunta previa, más que cómo resolver el déficit energético, es de donde proviene el déficit. Porque si no damos por hecho el déficit energético y no nos preguntamos, por ejemplo, vamos a dar un caso concreto: la minera La Alumbrera en San Juan usa la misma cantidad de energía que todo San Juan Capital, por ejemplo. ¿Se entiende? Bueno, que haya un déficit energético, en realidad, depende de las prioridades que se le dé a la energía. Si ponemos en discusión la minería, bueno, probablemente ese déficit no sea tal. entonces, yo creo que es verdad que hay que preguntarse por la generación de energía, energías alternativas, energías de la extracción de petróleo o el «fracking», que son formas extractivas más contaminantes y demás, me parece que, además de pensar en eso, hay que pensar en para quién se produce la energía y cómo se la utiliza. Por ejemplo, si vivimos todos en grandes ciudades donde obviamente hay una concentración tal de gente y además hace un calor infernal, y si necesitamos un aire acondicionado. Entonces, bueno, hay déficit de energía. Entonces ahora si discutimos la urbanización y la geografía social, dónde vivimos y cómo vivimos, me parece entonces que la pregunta permite trascender a la cuestión más técnica de cómo se puede producir más energía[…] Pero yo creo que en nuestro caso, para tener una perspectiva más crítica, lo interesante sería no solamente ver cómo hacemos para producir más energía, o más barata, sino ir al paso previo de preguntar ‘¿quién necesita tanta energía?’, ‘¿por qué necesita tanta energía?’, ¿no? Me parece que ahí está la pregunta.
De igual manera, ¿qué formas alternativas crees que existen para solucionar el déficit fiscal?
La pregunta presumiría que el déficit fiscal es un problema, y el déficit fiscal es un problema para los monetaristas. Es verdad que el déficit fiscal puede convertirse en un problema a largo plazo, eso es cierto. ¿Y cómo puede resolverse? yo creo que lo que se trata de discutir en Argentina es una reforma impositiva progresiva. Pensá que el impuesto, cuando uno agarra la AFIP, se fija qué renglón es el que más recaudaciones tiene es el IVA, el segundo es impuesto a las ganancias y luego vienen las retenciones. Es decir que los que más pagan son los sectores populares. Los segundos que más pagan son los argentinos de clase media que ganan bien y los terceros que más pagan son los empresarios exportadores. Entonces, suponiendo que el déficit fiscal es un problema, lo que pongo en duda, si en Argentina hay un problema es de la recaudación. Creo que el gasto es un problema aparte, porque muchas veces cuando se habla de déficit fiscal, se pone en énfasis el problema del gasto. Yo creo que hay que poner el énfasis en la recaudación. Lo que hay que hacer es discutir cómo se recauda. De hecho Macri tiene ahora un proyecto para quitar el impuesto a los bienes personales, y el impuesto a los bienes personales es un impuesto que pagan aquellos que tienen más de una propiedad. Es decir, beneficiar más a los ricos. Esa es la lógica que planteábamos ayer (por la 2º Jornada de Economía Argentina). La hipótesis de que beneficiando al rico, le vas a dar trabajo al pobre. Esa es la lógica más conservadora. Es la teoría neoliberal.
¿Qué opinión tienes de las políticas económicas extractivistas durante la etapa kirchnerista?
No sé si comparto tanto la denominación «extractivista», pero entiendo que te referís a la política de la soja, a la política de la mega minería, digo porque extractivismo […] en la militancia la usamos mucho. Así que diferenciemos esto, los nombres que le pone la militancia a lo que discute la academia. En la academia ese nombre «extractivismo», que nosotros lo usamos mucho en la militancia, se discute un poco más. Dicho esto voy a responder desde un punto de vista más académico. La minería es desastre, la conozco perfectamente. He estado en San Juan, además he estado en Catamarca. Conozco perfectamente la situación de los pueblos cordilleranos. Con respecto al campo, estuve con el MOCASE, conozco el movimiento campesino. Conozco la situación de los pueblos que están sometidos a esta forma de producción nefasta que arrasa con todo, sea tierra, sea gente. Creo yo que el kirchnerismo ha utilizado esto y tiene que ver con una mirada de la forma en que funciona esta economía. El kirchnerismo creía o tenía como hipótesis, retomando un poco lo que hablábamos ayer, que es una forma de recaudar y después distribuir. Es decir, de alguna manera es una confianza en el mercado también ¿no? Es decir, bueno, que ellos produzcan y nosotros después vía retenciones distribuimos. Obviamente, si uno quiere construir otra sociedad, es discutir la forma de producir. El hecho de que Argentina se haya dedicado a producir alimento para chanchos en China, bueno, es discutible. ¿Se entiende? Me parece que el kirchnerismo no pretendió poner en discusión eso. Si bien cuando Cristina hablaba abiertamente en contra de la soja, me parece que nunca estuvo en discusión el modelo sojero. Yo diría modelo sojero más que extractivismo para englobar otras miradas. Creo que la discusión no estaba en la producción de la riqueza, sino en la distribución de la riqueza. El kirchnerismo nunca puso en discusión el modelo sojero o la mega minería, diría todo lo contrario incluso. Me parece que en todo caso la mirada era: permitamos que se produzca, consigamos divisas y con las retenciones luego redistribuimos la riqueza[…] Me parece que, en todo caso, el kirchnerismo pretendió aprovechar eso, aprovechar esa especie de bonanza externa para poder luego distribuir. No creo que lo hayan puesto en discusión, como creo que es esencial ponerlo en discusión, sobre todo conociendo un poco la realidad en una provincia como Santiago, en la región de Cuyo, las del NOA.