#Edición5

Los derechos del creador

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La era de las redes es un hecho. Las posibilidades en internet son infinitas y no es de extrañarse que este nuevo fenómeno le diera de comer a muchas personas. Desde la revolución de los blogs hasta el partner en Youtube se ha creado un sistema efectivo por el cuál es posible recibir dinero a cambio de tu contenido.

Dignos, aquellos que se toman el trabajo de crear contenido, le dan un plus a ese gran edificio llamado internet. Los creadores alimentan este mito de la “inteligencia colectiva” y la sostienen a través de un trabajo que les toma horas en terminar. Diseñadores, productores audiovisuales, fotógrafos, dibujantes, escritores e incluso desarrolladores web se toman este trabajo con un profesionalismo que nos suscita admiración.

Este artículo se enfoca sólo por hoy en los videos de internet. Durante los últimos dos años, quienes usamos con frecuencia las redes sociales, hemos sido testigos de algunos cambios en los sistemas de visualización de contenido en Facebook: La reproducción automática de videos. Parece un caso aislado e insignificante pero sin embargo trae algunas trampas para los usuarios y sobre todo para los ya mencionados creadores de contenido.  Vayamos desde el principio.

Tengamos en cuenta que hay una gran cantidad de creadores, todos ellos, hacen un producto para su -ya segmentado- público. Los dueños de las plataformas en donde se publican estos videos aprovechan esta oportunidad para vender publicidad. Quienes desean obtener «ingresos» por sus trabajos deben cumplir con los requisitos solicitados por Youtube. La cuestión, desde entonces, pasa por «quienes ven mis videos» pero mucho más importante: «Cuanto tiempo puedo mantener a alguien viendo mis videos» 

La cantidad de reproducciones, efectivamente, marca una preferencia en los usuarios a la hora de ver un video. No sería lo mismo encontrarme con un clip de “2.000 reproducciones” en comparación a otro con “26 millones de reproducciones” la diferencia es grande y por lo tanto existe allí una promesa de “entretenimiento” asegurado.

A raíz de los cambios que ha impuesto Facebook, el debate, gira en torno a una cantidad universal de segundos que determinen cuando hay UNA reproducción. Como este inconveniente lleva unos años en pie es obvio que no hay un acuerdo. En el caso de Youtube, la reproducción se cuenta a partir de los 30 segundos, mientras que en Facebook (contando a otros como Twitter e Instagram) una reproducción se cuenta partir de los 3 segundos. Y ¿Por qué hacer un problema de esto? ¿En qué me afecta a mí que vea algo en 30 o en 3 segundos? la respuesta es simple: No hay manera de que puedas sostener a un creador con este tipo de trato… aunque también podríamos llamarlo maltrato.

La mayor parte de los videos que se suben a Facebook son tomados robados de Youtube. La práctica conocida  como “Freebooting” consta básicamente de tomar un video que “no me pertenece” y subirlo a una plataforma diferente para beneficiarme de él. Mientras que Youtube se ocupa de constatar –aunque es un sistema que también tiene sus falencias- tu contenido y pagarte por la publicidad, Facebook, no ofrece ninguna clase de servicios similares dentro de sus videos. La empresa de Zuckerberg no comparte  los beneficios recibidos por los banners publicitarios que rodean a un video. Por lo tanto, el “ladrón” recibe los likes y la “atención” en su página de facebook mientras que la empresa de Zuckerberg recibe los beneficios monetarios del contenido robado.

Para poner sobre la mesa esta problemática, haga usted el ejercicio, agarre Facebook y vea la cantidad de videos que se presentan en la sección de noticias. La primera diferencia es simple, Facebook permite la reproducción automática y consume parte de su tiempo viendo cada uno de ellos. Mientras tanto, un link que nos dirija hacia Youtube, se mantiene estático y no tiene la misma magnitud que los primeros. En segundo lugar puede chequear el contenido, todo lo que vea ahí seguramente ya fue subido a otra plataforma con anterioridad.

Ante las complicaciones que se presentan, el reto verdadero, pasa por la protección de los creadores de contenido. Y pone en juego otro aspecto interesante: Si como usuario disfruto de un contenido “gratuito” ¿Acaso no estoy obligado a protegerlo? ¿Es justo que mi “personaje de Youtube” sea robado de su plataforma?

Internet es –en comparación a otros eventos históricos- bastante nuevo. Aún no podemos regular esta clase de injusticias. La mejor manera de preservar aquello que disfrutamos es llevar a cabo una acción en comunidad. Si un video es robado se puede poner un link que nos redirija hacia el contenido original. También se puede reportar al autor sobre el uso y abuso de su contenido. Estas prácticas podrían conducir hacia una pequeña utopía, solamente, a través de una acción conjunta.

Puede que se nos cruce por la cabeza reportar el robo a Facebook, pero una denuncia válida no cambia demasiado la ecuación, dicha empresa tarda días en eliminar el contenido y no garantiza que el contenido vuelva a aparecer.

Aún así, pequeñas actitudes, permitirían que usted disfrute de contenidos tales como filosofía, cocina, música etc. Asegure el contenido original. Quizás pueda ser más beneficioso de lo que uno cree.

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