#Edición9

El arte de la novedad. La historia de La 1000 Mother FACA

5 Minutos de lectura

Por Alejandra Cáceres Márquez

El rap rock es un género de fusión que combina elementos del hip hop, principalmente el rapeo, y la parte instrumental del rap con varias formas de rock. Algunos de sus referentes son bandas como Run DMC, Public Enemy, banda de fines de 1980; Cypress Hill, grupo norteamericano integrado por latinos, italianos y afroamericanos; e Illia Kuryaki and The Valderramas en Argentina.

El surgimiento de ese estilo ha sido contemporáneo a la adolescencia de un grupo de amigos de la ciudad de La Banda, quienes a mediados de 1996 comienzan a realizar los primeros bocetos de sus canciones y a experimentar con los instrumentos que tenían a su alcance: una batería, un teclado y una vieja bandeja Winco.  Nace La 1000 Mother FACA, la  primera formación estaba integrada por: Cristian Pita alias Trankality X en voz, Juanchy Jorge alias ‘Gran Abue Disco’, Matías García Gallo alias ‘Caswo’ en batería,  Carly Maccio alias ‘Catt Lee’ en bajo, Karim Nassif  alias ‘Sacanner Kon Yi’  en voz y sonidos especiales, y Pablo Farías alias ‘Corel Miraroli’ en guitarra. Con siete u ocho canciones propias  realizan un primer show ante numerosos amigos el 6 de noviembre de ese año y un mes más tarde hacen el debut oficial en el Club Ciclista Olímpico.

El nombre elegido para la banda surge como producto de una ironía en épocas de adolescentes rebeldes, su traducción es algo así como “los hijos de mil putas” y  hoy, veintiún años después de aquel bautismo, ya no se identifican tanto con ese significado que ha sido desplazado por un resumen de aquel nombre: “La 1000”, como llaman a la banda sus seguidores.  Más allá de la anécdota del acto de imposición del nombre, con el paso de los años el de esta banda fue trascendiendo el tiempo y el espacio, cobrando notoriedad en el medio local, identificando no solo a quienes la integran, sino también, un estilo y una presencia destacada del rock santiagueño y regional.

En la década de 1990, cuando la banda se forma, no existían referentes locales de rap rock, el estilo era conocido por pocos y recién empezaban a ser difundido. Entonces, La 1000 Mother FACA irrumpe con una propuesta totalmente distinta a lo conocido hasta ese momento en Santiago del Estero. El rap es una forma basada en la voz con un sentido de la presencia excepcionalmente fuerte, es adoptado por el gusto musical de los integrantes y utilizado como un recurso para expresarse sin estar sujetos a limitaciones musicales porque, con la métrica del recitado o del declamado, da un margen para decir mayor cantidad de cosas sin estar condicionado a una melodía o a una determinada musicalidad que acote el contenido de las letras de las canciones.

La ciudad de La Banda es la inspiración de esas canciones. Las historias narradas en ellas combinan ficción y realidad porque recrean situaciones tan reales como cotidianas.  Al ser el rock básicamente una música urbana, la ciudad “de poetas y cantores” ha servido de gran inspiración porque sus personajes y su paisaje los ha estimulado a decidir contar sus historias. La ciudad es el territorio de lo visual y en las canciones, consciente o inconscientemente, se nombran sus sitios y lugares o características de ciertos personajes de los suburbios bandeños, pintorescos y marginales, que el público en las presentaciones reconoce como, por ejemplo,  Agapito, Bruno, el loco pastillas, entre otros.

Las letras de La 1000 participan de una de las características del rock argentino de la década de 1990, predomina una poesía que comunica explícitamente lo que sucede alrededor de los músicos, los procesos sociales y politicos se plasman en sus versos con un lenguaje claro y cotidiano.

En los comienzos, el costumbrismo recae sobre esos protagonistas, sus canciones centran la atención en ellos transformándolos en héroes de los relatos que ellas encierran. Tiempo más tarde, ha empezado a intervenir la realidad socio-política y con el paso del tiempo, a medida que realizaban el ejercicio de escribir, fueron adquiriendo mayor destreza para expresar sus pensamientos en las letras. “16 del 12”, por ejemplo, tiene un fuerte contenido político y social porque refiere al “Santiagueñazo”, como se conoce a la protesta e incidentes que tuvo lugar en la Ciudad de Santiago del Estero el día 16 de diciembre de 1993 cuando empleados de la administración pública provincial reclamaban el pago de sus salarios, jubilaciones y pensiones.

A lo largo de su trayectoria, La 1000 graba dos discos. El primero, “Dios Nintendo”, entre enero y marzo de 1997, un año después de haberse formado. Se trató de una grabación independiente realizada en un estudio casero montado por los integrantes para ese fin. En  2003 editó “288 (azar)”,  producción independiente que fue grabada y mezclada entre julio y octubre de 2002, en los estudios de El Altillo Records por el técnico de sonido e ingeniero de grabación Pablo Villalba.  El disco cuenta con un novedoso track interactivo, donde están publicadas fotos, letras, notas periodísticas, además de dos temas extras en formato mp3.

Además, después de editar el primer disco, en 1997, realizan un show en el Teatro 25 de Mayo de nuestra ciudad Capital. Todo un logro porque en ese momento no era usado para ninguna expresión artística sino solo para actos políticos pero, a causa de un cambio en la dirección de la institución, se organizó un ciclo corto de rock. A partir de esa presentación  ha surgido la posibilidad de tocar más en Santiago de Estero, en otras provincias y con bandas importantes de la escena nacional como Divididos, Las Pelotas, Ratones Paranoicos, Árbol y La Maza, histórica banda de heavy metal de la provincia de Catamarca. Esta relación con músicos de otras bandas en diferentes eventos, también ha permitido tener contactos en otras provincias incrementando las posibilidades de ser convocados para recitales y shows.

Para La 1000, decidir de forma voluntaria estar en la música implica pasarla bien, disfrutar de lo que se hace y de lo que se crea y eso es fundamental para la vigencia de la banda por tantos años. Además, apostar a hacer rock en Santiago del Estero no es una tarea sencilla, pero se lucha para permanecer y crecer, para cambiar cosas que limitan las prácticas como, por ejemplo, la falta de espacios para tocar y expresarse. Se trata de forjar un nuevo camino que rompa con lo establecido porque el rock nació como un movimiento que va contra el sentido común, como fue en la década de 1950, en sus primeros tiempos. El esfuerzo, las experiencias y aprendizajes que van quedando de tantas horas compartidas y los vínculos que se van construyendo dentro de la banda y fuera de ella con los otros músicos del medio implica pensarse en una conciencia colectiva porque se entiende que el rock pasa por comprometerse con lo que uno hace, siempre a la par de los compañeros y colegas.

La música de La 1000 es el resultado de explorar la intuición y el descubrimiento, los miembros de la banda le han dado un lugar importante a la adquisición de conocimientos de modo autodidacta, a ir aprendiendo en función del ejercicio de hacer música y atendiendo a la intuición que se iba desprendiendo de ese juego. Ese es el sello de la originalidad de la banda que hoy, veintiún años después de haberse formado, sigue siendo una novedad.

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