#Notas

Garganta poderosa

16 Minutos de lectura

Por Subida de Línea

«La crueldad no me asusta y siempre viví deslumbrado
por el puro alcohol, el libro bien escrito, la carne perfecta»
Paco Urondo

Laura Scrimini, 43 años, separada, diseñadora de indumentaria y textil por la UBA. Polemista infatigable en las redes sociales. Kirchnerista visceral. Comunista visceral. Trabajadora a destajo de su propia empresa. Hija de un médico comunista, hermana de un funcionario provincial, madre presente. Lectora intermitente entre el trabajo manual y la militancia virtual. Feminista, anticlerical, peronista de izquierda. Compañera incómoda, expresiva, desbordante. Depositaria de una memoria y una moral familiar comunista. Amante de las metáforas biologicistas. Romántica.
A casi tres meses de la conmemoración de los cien años de la Revolución Rusa, quisimos tener el testimonio de una voz joven; los ecos de una historia familiar y emocional comunista, en boca de una hija cultural que revoluciona las redes.

Adagio

¿Recuerdas las primeras veces que escuchaste la palabra comunismo?

Definitivamente, no recuerdo haber escuchado «comunismo». Habré escuchado «nosotros, comunistas», y la sensación (vista desde el presente) es parecida a la experiencia que relata Steve Jobs en su discurso a egresados de Universidad: ‘los puntos siempre se unen hacia atrás’.
Reconozco y valoro a la cultura comunista recién ahora, por lo aprendido de niña, pero sin la etiqueta de «comunista».
Creo que el recuerdo será similar en mis hermanos, no escuchamos tanta teoría. Mas bien vimos actos, conductas. Una suerte de paseo cultural entre anécdotas, recomendaciones, objetos simbólicos (escasos para la época ya que en casa nunca fueron consumistas). Conductas, memorias sueltas de amigos charlando mucho de política, libritos para niños que llegaban de la URSS y eran los pocos que circulaban (no había una moda de librerías como ahora, llegaban de quién sabe donde), recuerdos o algún souvenir traído desde Hungría por nuestra tía, en pareja con dirigente del PC. Todo muy suelto y fluído.
Antes de escuchar doctrina teórica, ya había entrado a practicar danzas clásicas a los 5 (donde los grandes ejemplos eran figuras rusas) o había acompañado – muy lúdicamente – la campaña de vuelta a la democracia para el 83. Para entonces, el PC acompañaba a los candidatos peronistas. Íbamos a actos partidarios en La banda,  acompañábamos a nuestros padres en la militancia. Llenaba fichas de afiliación a la vez que aprendía a escribir. A mi no me hablaron de comunismo, mas bien lo fui descubriendo. Y recién ahora, de grande, conecto los puntos: la conducta, los principios que no se quiebran ni abandonan, la constancia y disciplina, son los ejes de la cultura soviética que nos guío hasta aquí. Evidentemente mis padres admiran eso, y nos lo mostraron sin adoctrinar, subrepticiamente.

No tengo memoria consciente traumática de antes. No recuerdo a mis padres estresados o fugitivos de su época de semiclandestinidad, cuando yo nací. Ahora que lo pienso, ser comunistas previo al 83 debió haber sido tenso. No viví eso. O sea, lo viví y no lo recuerdo. Pero me conmueve profundo el tema, y ahora se revive esa conmoción.
De chica sí me sentí medio bicho raro, porque algo de raro o malo parecía haber con los comunistas. Hasta grande no lo mencioné casi. Pero hoy me da mucho orgullo. Intento comprender la circunstancia de los perseguidos, como la de Ana Frank, a la que leí de adolescente.
Mis viejos vivieron esas circunstancias en Cordoba, en los 70′. Y si bien se fueron de ahí por vivir clandestinos y en riesgo, aquí en Santiago eran unos «normales». La inteligencia de esa época no conectaba datos. En Córdoba mi padre era conocido líder universitario, pero aquí nadie lo sospechaba. Allá lo habían detenido  y proscripto en el trabajo, tenía otro nombre en su cargo del Instituto Antirrábico. Aquí en cambio, trabajó bien desde el principio.
Que era celebre allá, lo supe de grande cuando pregunté a un hijo de camarada por el «nombre de guerra» de mi padre, ya que el suyo tenía uno. Me contestó que no tenía, porque era muy conocido. Obviamente guardo una enorme admiración por lo que me fui enterando con los años. Y porque todavía es ese mismo joven con convicciones.

Hice el jardín en Buenos Aires, y tampoco recuerdo memorias partidarias. Sólo haber encontrado los libritos de pioneros en la sede de la calle Entre Ríos. Todo era bonito de la cultura soviética, hasta esa sede. Los niños eran como Malchish Kibalchish: Activos, no expectantes de milagros fantásticos.
El comunismo, en mi experiencia, intuyo que apareció como aparece una religión o Cristo. Como un ejemplo ideal de conductas, más que teórico. Que, gracias a esa generosidad ejemplar del ser internacional, en mi hogar jamás entró en competencia con las otras creencias. El día que el Papa visitó la Cuba libre, mi abuela y mi padre celebraron con un gran abrazo. Fuimos libres de vivir esa metáfora de Cristo como un buen ejemplo a seguir. Me contaron como en «La navidad de Luis» de Leon Gieco, que Jesus era un desposeído como los que conocíamos.
Filosóficamente es equivalente: Espartaco fue el esclavo que se rebeló 70 años antes de Cristo. Sólo que Espartaco no dejó un ejemplo de resignación y perdón: es el Cristo combativo de los comunistas.
La música latinoamericana «de protesta» también se coló para esa época. No le escuché la protesta. Era y es hermosa.

¿A éste relato familiar que has hecho tan vívido, lleno de marcas y recuerdos de una idiosincrasia política, lo interpelaste alguna vez, te preguntaste por su fracaso histórico, por las promesas incumplidas de la revolución?

Para responder debería revisar los conceptos de «fracaso histórico» y «promesas incumplidas». No definiría así al Comunismo y todos los ideales y principios que representa. Como te comenté, todavía no tengo suficiente formación teórica marxista. Lo mío es confianza ciega en la formación, experiencia, convicciones y ética de varios líderes comunistas y de mis padres, incluso en la autocrítica que ellos han demostrado poder hacerse; por lo que voy conociendo y admirando paulatinamente los logros que se obtuvieron gracias al comunismo. No sólo en la Unión Soviética, sino en otras experiencias.
No llamaría fracaso o promesa incumplida, a un padre (el marxismo), si uno de sus hijos comete un delito o falla en algo. La memoria de ese padre quedaría cubierta (sino intacta) si un hijo falla, considerando el libre albedrío humano, más aún cuando el padre ha muerto o está ausente mientras se comete cualquier acto. Una buena educación no está exenta de que el alumno la incorpore incorrectamente.

Todavía más: por lo que entendí, en las teorías de Marx sí está contemplado que el capitalismo avanzaría hasta este nivel de salvajismo al que asistimos hoy. Y recién entonces sobrevendría la necesidad de Revoluciones en los pueblos.
Por lo cual no podemos considerar que una teoría (una de las pocas creadas para ser llevada a la práctica) haya «fracasado».
La teoría, la necesidad humana, la búsqueda y la lucha, los varios intentos – hubo revoluciones marxistas no sólo en Rusia, sino también en Cuba, China, Vietnam, Nicaragua, Venezuela; y hasta inspiraciones similares en Chile y Ecuador- están hablando hace 100 años de un organismo humano convulsionado por una enfermedad pero aún vivo, en busca de curación.
Como en toda enfermedad, intentar con aplicaciones de medicinas infructuosas, que todavía no logran una completa curación, no implica una muerte.
El comunismo no ha fracasado, es un ideal no utópico. Es posible.
La que fracasó fue la U.R.S.S. Que aun así, demostró logros mayores a los del capitalismo: Justicia social, trabajo, salud, educación gratuitos y universales y más Derechos conseguidos, para mas personas, entre los que destacan los de las mujeres, y hace casi 100 años. Algunos aún no conseguidos aquí. En esa mayor cantidad, más calidad también: el nivel cultural y de desarrollo científico, artístico y deportivo superó hace décadas el logrado por los sistemas capitalistas.

¿Quién fracasó o incumplió promesas? Como dijo el Che…
«Podrán morir las personas pero jamás sus ideas. La única lucha que se pierde es la que se abandona».

¿Qué puente trazas a cien años de la Revolución Rusa, entre el ideario emancipador e igualitarista de Marx y la experiencia kirchnerista de los últimos doce años?

Percibo, como dice García Linera, una nueva ola a favor de la eterna lucha por lograr la libertad, la justicia, la dignidad, la igualdad. Que, como él muy bien lo describe, son fenómenos excepcionales que actúan por oleajes. Solo que, de tan excepcionales que son estos procesos de orientación revolucionaria (en tanto buscan romper con un poder dominante concentrado) no siempre «rompen» como olas majestuosas. Muchas veces fracasan, pero vuelven siempre.
Los años kirchneristas fueron para nosotros, y creo que para muchos, un acontecimiento no esperado. Es decir, deseado pero no previsto. Nos fue sorprendiendo a los de supra 20. A los mas jóvenes quizás no tanto. Para ellos hasta fue natural. Recién hoy estarán descubriendo «la Argentina de crisis». Para los de mi edad fue una posibilidad esperanzadora, luego de 10 años de Menemismo y 2 de Delaruismo sin horizontes de futuro. Para el 93, cuando comencé Indumentaria y textil, una catedrática nos invitó a repensar la elección: «La industria textil funde en la Argentina» nos dijo. Pero ya ves, a esa edad una no escucha mucho. Sin los Kirchner, no habríamos conocido lo que es trabajo estable. Lo logramos durante 12 años. Y ahora volvimos a la desindustrialización.

Para los setentistas, en cambio, fue revivir una esperanza casi muerta. La ví en muchos de nuestros viejos, ellos como que rejuvenecieron. Se habían sentido fracasados por años, me dolía cuando lo mencionaban. Me indignaba que los vieran así.
En esas diferentes percepciones se puede apreciar mucho. El kirchnerismo quizás no logró el máximo de una Revolución, pero despertó esos mismos sueños de libertad, fraternidad e igualdad. Aunque no haya sido perfecto, inoculó el concepto escencial. Y culturalmente, poder vivirlo -no sólo teorizarlo- empodera. Tener una experiencia, aunque sea mínima de acceso, lograr ver la posibilidad…es la chispa necesaria para encender el fuego.
A los chicos que pudieron acceder a otra visión, durante estos 12 años pasados, que pudieron estudiar, participar, progresar; no los someten fácilmente  de nuevo a una vida llena de negaciones y carencias, conservadora, retrógrada. Ellos ya mamaron libertad. Ahí está la chispa.

Estos procesos, que parecen darse cíclicamente, como toda puja de fuerzas en constante tensión, transforma los imaginarios sociales. La gente vuelve a sentirse sujeto protagonista de su historia. Visto en perspectiva, lo que sucedía hace 100 años fue una hoguera mayor que continúa encendiendo fueguitos alrededor del mundo.
Será cuestión de aprender a atizar culturalmente esa llama, que es la necesidad y búsqueda de dignidad. Ese fuego está encendido desde el big bang, no desde hace 100 años. Los comunistas lo distinguen todavía brillante en Espartaco, ese ‘nadie’ sometido que luchó activamente 70 años antes que Jesús. Ése sería el Cristo de los comunistas.
Por eso no veo fracaso en el ideal comunista: si un esclavo tratado como bestia pudo hacer tambalear al mayor imperio de todos los tiempos… ¿cómo podríamos perder la esperanza nosotros?

¿Cómo ubicas al Frente Cívico dentro de este fenómeno político y cultural kirchnerista: una adaptación pragmática a la ola progresista, o una versión genuina de progresismo local?

A mi modesto entender -no vengo trabajando en política, sino en producción textil- lo veo mas como una adaptación progresista. El ciudadano argentino católico, criollo o de descendencia europea en su mayoría, no viene con una tradición indígena, sometida, y por tanto necesitada de ‘revolucionarse’. Es natural que por nuestro proceso histórico sólo intentemos progresar dentro de lo políticamente correcto. Es lo que hay. No sé si lo llamaría pragmatismo, quizás si es eso. Pero no ubico al Frente Cívico como un movimiento conservador o falsamente adaptado al kirchnerismo, como algunos intentan creer. Lo veo como un buen ejemplo de «el arte de lo posible» como se le dice a la política. Y auténtico, no fue magia o casualidad. Fue obra de la cintura política del líder. Zamora era ese diputado joven que se oponía a la la Ley Omnibus menemista en los 90′, y en el FCse logró aunar vertientes progresistas, que muchas veces la izquierda intentó convocar en un frente, pero no lo logró, por esta idiosincrasia católica que aun hoy considera, erróneamente, a la izquierda como una mala palabra. Aunque en Chile en los 70 haya conseguido un estado de bienestar, similar al que vive hoy Ecuador, gracias a gobiernos democráticos y socialistas.

Desde nuestra perspectiva posible, el Frente Cívico supo capitalizar (y esto tampoco fue magia o casualidad) la propuesta nacional de un modelo nacional y popular, en beneficio de las mayorías. Se hizo, creo, lo mejor que se pudo, y eso fue mucho, luego de vivir 50 años de olvido y condenados a la resignación. No fue perfecto (como no lo fue el Kirchnerismo), pero fue lo mejor que logramos. Nosotros como provincianos, somos también responsables de aciertos y errores, que no se olvide.
Para ser peronista, el kirchnerismo fue bastante socialista.
Para ser Radical, el Frente Cívico de Zamora fue bastante peronista. Poder sostener tantos años de acuerdo entre Radicales y Peronistas aquí, fue un gran logro. Los sectores de Derecha en ambos partidos existen todavía, y haber acompañado tantos años al Kirchnerismo es una conquista enorme, teniendo en cuenta que aún hoy hay defensores de genocidas como el Mussa Azar o D’amico de Juarez. Lo ideal no existe, que el Frente Cívico haya logrado tanto avances para la provincia, no se puede NO valorar!

Decías que el ideal no existe, y antes del «arte de lo posible» , de una perspectiva (de lo) posible, una dosis de realismo político que en apariencia descree de los cambios revolucionarios, ¿esto es así?

En ésta no es como crees: no descreo de los cambios revolucionarios. No, para nada.
Sólo que soy realista. Nosotros creemos en lo comprobable, en el método científico, ni en un Dios, ni en «voluntad», como se titula el libro de Anguita y Caparrós. Eso lleva a deducir el porqué fue erronéa una lucha armada en tiempos donde la correlación de fuerzas no era la óptima para revolucionar, con La voluntad no bastó en los 70′.
Evaluar eso (que obviamente no lo evalúo yo que soy una iniciada) es tan necesario para evitar las pérdidas. Es básico. Con el diario del lunes resulta mas fácil, no? Los comunistas del 60’/70′ lo evaluaron así.
Mi viejo siempre equipara estos temas con lo orgánico de la biología, es médico: es entendible. Pero adopto esa lógica (más que la matemática precisa) para ir incorporando información. Y es la misma que, de algún modo, usa Juan Carlos Monedero cuando, hablando sobre los factores que hacen posible una revolución, nombra al líder necesario (uno fuera de serie, como Lenin, Fidel o Tosco, imaginarás) y también nombra ‘la necesidad’. La necesidad es el pueblo en masa, con conciencia, movilizado y convocado por la misma lucha. Eso es preciso, sino se fracasa.
No soy escéptica ni nihilista, al contrario, ‘esa es la fácil’ (como dijo Patricia Bulrich). Así no se construye ni un rastin. Justamente porque creo, porque es serio el anhelo, pongo atención en los datos para evitar errar. Ademas de los ‘sentimientos de amor’ que describe el Che como inspiradores de esta búsqueda, tiene que haber raciocinio, conciencia, realismo. ‘Las revoluciones son procesos que se manifiestan por oleajes’?
Mi padre comentaba que era tan delicado el cuándo, como el punto que deben encontrar los astronautas para entrar con éxito a la atmósfera. En esa construcción deberíamos estar.
No descreo de las revoluciones. Los cambios deben ser cambios, como su palabra indica. Revolucionarios, nuevos, rotundos, contundentes.
Al que no cree en eso se le llama Reformista y ése sí sería un pragmático. Un oportunista que ‘hace como que cambia’ en apariencia, para perpetrar las mismas realidades injustas de siempre. Un burócrata. De ésos estamos rodeados.
De nuevo, biología y filosofía. ‘El hombre es un animal de costumbres’ y como decía Nietzche ‘somos humanos, demasiado humanos’ (imperfectos). No descreo de las revoluciones, descreo del humano sin conciencia de clase: ése que lograron hoy los medios hegemónicos.

Una parte de la izquierda -es imposible hablar de izquierda y no hacer mención al fragmento- denuncian al kirchnerismo de reformista, burgués y con actitudes bonapartistas. Por default se asumen, y en esto puede incluirse a cada expresión del mosaico-izquierda, como únicos promotores, y auténticos, de la lucha de clases y la revolución anticapitalista…

Ni tanto ni tan poco…Volvemos a esa idea de García Linera sobre los procesos revolucionarios (entendidos como cambios para mejor, en beneficio de las mayorías; como victorias de lo bueno, lo sano, lo bello) en tanto que cualquier gobierno progresista realiza un aporte a ese flujo. Una gran mejora, no es el reformismo burócata de hacer un cambio que nada cambia. No fue un retroceso y eso es lo válido. El avance de la ola. Lo conseguido y que ahora no es fácil de quitar.
Se entiende que la que se dice izquierda actualmente (que es la ultra izquierda) denuncie como «reformista» a un gobierno progresista que no es el suyo (que contiene mucha izquierda además!) Se entiende, pero aún comprendiendo la chicana, no se puede negar que se lograron avances y conquistas que estos gobiernos -como el kirchnerista o los de Brasil, Bolivia, Venezuela, Ecuador- que han redefinido el imaginario cultural, y por tanto una digna autoestima, en el sentido común de sus pueblos. Se ha construido algo de contra-hegemonía.
Esto se puede apreciar en mucho: en el lenguaje, las modas, los reclamos, los contenidos que se difunden. Hace 20 años, cuestiones como el 2×1 a los genocidas, o debates como matrimonio gay, violencia de género, aborto no punible…no eran visibles. Cualquiera intervenía o dañaba esos derechos, y nadie denunciaba. O lo hacían los mismos de siempre, una minoría.
Los que detentan esa ‘capacidad revolucionaria’ sin embargo, no han logrado tales conquistas ellos solos. Y sí que son revolucionarias para los que las necesitan. De hecho, los revolucionarios de la historia han sido comunistas, varios miembros de la Patria grande en línea con el Kirchnerismo, y a los que también han negado. A pesar de que esos pueblos hayan hecho realidad las conquistas. No quedaron en teorías ideales.
Retomando también la biología, aquí logra sobrevivir el que se ha sabido adaptar, el que ‘gestiona lo imperfecto’, como dice Errejón. Mientras tanto, la izquierda intransigente se mantiene y reduce a un organismo de menos celulas y con poca o nula capacidad de conquista. Cualquier médico básico entiende que se ‘gestiona lo imperfecto’ de una gangrena sacrificando un dedo o una pierna, antes que perder una vida. Es duro, pero así es la naturaleza. Nadie dijo que sea ideal.

Sprint

¿Reformista o revolucionaria?

¡Revolucionaria!

¿El kirchnerismo es o fue?

ES! con mayúscula, y corregido y aumentado en Unidad Ciudadana.

¿Qué es el Frente Cívico?

Radicales, peronistas y todo aquel que desee construir en este Santiago post juarista.

¿Cuál es tu identidad política?

Comunista «kuka» del campo nacional y popular.

¿El comunismo es o fue?

Es. Como la Revolución, una lucha en oleaje.

¿Cómo sería?

Parece desaparecer, pero vuelve. Es el sentimiento solidario intrínseco en todo ser humano. Parece dormido, pero resurge en los tiempos oscuros. Como analogía a la estrella guía de Belén, la nuestra es roja. Es la utopía que nos ayuda a avanzar.

¿Cómo cabe el kirchnerismo dentro del PJ, y el comunismo en Unión Ciudadana?

El kirchnerismo no parece caber dentro del PJ, al contrario: el pueblo peronista cabe dentro del kirchnerismo. El comunismo es una vertiente más dentro las varias que confluyen en los motivos y banderas nacionales y populares de Unidad Ciudadana. Unidad Ciudadana es un kirchnerismo mejorado: más zurdos y menos fachos.

¿La democracia es liberal?

Al parecer, sí. Uno lo ve en todo proceso. Sin límites, lo humano nos lleva a excesos. ¿No sé si me explico? Lo que parece sano, la democracia, a la vez resulta utópica. Lo que se elige no siempre es bueno. En todo caso, en lo que se convirtió la democracia es una falsedad. Un teatro manejado por hilos ocultos de poder, no por la voluntad popular. Es, y a la vez no está siendo.

¿Revolución y democracia se repelen?

Una Revolución es la auténtica voluntad popular de toma del poder. Por tanto, no. No se repelen. Revolución sería el paso de una falsa democracia a una DEMOCRACIA con mayúsculas.

¿El enemigo es la derecha? ¿quiénes son la derecha?

La Derecha son los conservadores, los que pretenden conservar el poder entre pocos, por tanto han creado los falsos mitos de la superioridad de algunos sobre otros, por eso son fascistas, clericales, machistas. Todo ismo que reduzca el círculo de poder a unos pocos, y deje a la mayoría marginada, oprimida y lo mas bajo posible. Mas que Derecha, ya deberíamos usar las coordenadas reales: esta sería la Alta.

¿Cómo se da la lucha de clases en una democracia representativa?

Qué pregunta…creo que desde lo más íntimo. Deconstruyendo la cultura heredada, y disputando todos los derechos que el sistema hegemónico intenta instalar como ‘no derechos’. Cuestionando todo, hasta lo más mínimo. Disputando la dignidad y la libertad a quien nos la quiera quitar o limitar, el superior que históricamente busca oprimir. Mientras sea constitucional, todas las luchas están permitidas. Incluso la de modificar una Constitución injusta.

Doce años de kirchnerismo, dieciséis años y un mandato más del Frente Cívico, ¿existe el riesgo de la burocratización?, ¿qué piensas?

Claro, existe. Tenemos que perfeccionarnos constantemente. Para simplificar la respuesta, se aplica la frase de Fidel: «Un mundo mejor es posible. Y cuando hayamos alcanzado ese mundo, que es posible, debemos seguir repitiendo: Un mundo mejor es posible». Esa es la base de la disciplina rusa. Nunca es suficiente.

Nunca es suficiente qué…

En pos de mejorar, la exigencia. El perfeccionamiento. La lucha. El intento. La acción. No hacerlo es elegir la muerte. Así es todo lo vital, si se detiene, muere.

Y siempre los mismos bomberos… ¿no hay relevos?

¿Cómo sería eso? ¿Los bomberos serían los revolucionarios?

Los representantes del campo popular, los que conservan el mando. Los únicos, en apariencia que pueden interpretar las demandas y llevar adelante los proyectos. ¿No hay más líderes?

Esa es una falla nuestra: no haber formado mas líderes, o haber confiado en que crecerían en un contexto como el de ahora, que los niega. Pero quizas así, en esta negación surgen los mejores, los que precisamos. ‘Como el musguito en la piedra’. Incluso los que no se habían propuesto ser líderes, y ahora se despiertan. La biología vuelve a explicar todo…

¿Qué octubre: el «Rojo», el día de La Lealtad Popular o el 27 de octubre, el día que murió Néstor y nació el kirchnerismo?

¿Sabes? El 24 de Marzo en Argentina me parece la conmemoración más sentida y abarcativa para el campo nacional y popular que viene luchando desde hace décadas. Ese día, y en Plaza de Mayo, es lo más memorable que pude vivir.

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