Por Soria y Obes
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Para los que dan por terminada la batalla cultural y creen vivir sobre un suelo estable y pacificado, los embates del gobierno por poner en valor las tarifas de servicios son episodios controversiales con los derrotados políticos y no un nuevo capítulo de la «reconstrucción» mental de la sociedad.
Hábitos
A esta altura nadie duda de que Cambiemos vino a eso, a cambiar de cuajo el populismo por un modelo más liberal a lo argentino: conservador en el fondo, consolador en las formas. Una regresión a los valores «sempiternos» -que el populismo afianzado en los ciclos de acumulación se encarga de desmadrar- en pequeños movimientos no exentos de contradicciones y ansiedades.
Sincericidio
González Fraga hace dos años, en un sincericidio digno de un tecnócrata cansado de los buenos modales, golpeó al corazón del empleado argentino y dijo «le hiciste creer que su sueldo servía para comprar celulares, plasmas, autos, motos y viajar al exterior». ¿El poder de compra estaba inflado y los precios de los bienes retrasados? Es la conclusión del ex número uno del Central: no conviene salirnos de la estratificación social de los consumos.
Siniestro
Alfonsin homenajeado con una escultura de tamaño natural, que representa un paso congelado dentro del paseo penoso por los jardines de Olivos. Solo y meditabundo en la escena, camina en realidad con su sucesor, Carlos Menem, que cada tanto levanta la cabeza y se va familiarizando con la Quinta. Con aquella negociación al aire libre, Alfonsin y la UCR se despiden del poder (anticipadamente), las próximas veces llegarán de la mano de una Alianza y como socios menores de Cambiemos. Los radicales presentes en el homenaje veneran a la imagen solitaria, sin el contexto y la compañía del riojano; los hombres del Pro ven también el vacío, el lugar del fantasma poderoso que va a pedir las llaves de la Casa antes del plazo del contrato. El ajuste tarifario no tiene marcha atrás; los planes de pagos son reflejos de esa época dorada, de cuando eran propietarios, y en ruinas, pactaban la entrega de un símbolo que no pudieron retener.