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Deforestación y agroindustria: el escenario de pospandemia que compromete al norte argentino

14 Minutos de lectura

Por Omar Estanciero*

¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que las grandes inversiones que sacrifican territorios son la forma de salir de una crisis? Aquí van algunas apreciaciones para entender cómo la expansión e intensificación agropecuaria está afectando el ecosistema y el bienestar humano en Santiago del Estero y gran parte del norte argentino. El desarrollo económico que va en detrimento del medio ambiente.

A muchos de nosotros la pandemia nos obligó a reinventarnos. Algunos siguieron manteniendo su trabajo desde el hogar, otros en busca de supervivencia, se crearon sus fuentes alternativas de ingresos para paliar la difícil situación económica que trajo aparejada la paralización de actividades. 

A pesar del difícil contexto, hay actividades que no pararon, y ese fue el caso de los empresarios vinculados a la agroindustria, que aprovecharon la cuarentena para continuar avanzando con la deforestación sobre extensos territorios de bosques nativos. Santiago del Estero no estuvo exento a este atropello de degradación ambiental.

En pos de expandir la agricultura y la ganadería para generar ingresos en el corto y mediano plazo, el boom del maíz y la soja transgénica han hecho de los bosques del norte argentino un territorio destinado a emprendimientos agroindustriales, que no hicieron otra cosa que exterminar gran parte de su biodiversidad. 

Para tener una idea, en el contexto de Sudamérica la expansión de la frontera agropecuaria en nuestra región se convirtió en el segundo foco de deforestación después del Amazonas en Brasil.

En Argentina, las provincias con mayor superficie de bosque nativo son Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa correspondientes al gran Parque Chaqueño.

El Gobierno de Alberto Fernández, que asumió sus funciones en diciembre de 2019, recibió un país que había dejado de pagar algunas de sus deudas, con índices de desempleo y pobreza en ascenso. Debido a muchas señales que se está dando desde los gobiernos provinciales, la reactivación económica que el país necesita estaría centrada en la producción y exportación de commodities agropecuarios.

El relato de siempre tiene sus años y es poco creíble. Claramente las expectativas en materia ambiental no son buenas y es probable que la deforestación en Santiago del Estero al igual que en gran parte del país, siga al ritmo que hasta ahora se ha visto o se acelere durante la pospandemia. 

La necesidad de generar divisas llevará a fortalecer un tipo de industrias que se contrapone con la lógica, el trabajo y la forma de vivir de las comunidades campesinas. En Santiago muy bien se conoce la paradigmática lucha organizada, protagonizada por espacios de fuerte resistencia social y defensa de la tierra como el MoCaSE (Movimiento Campesino de Santiago del Estero). 

Algunas causas directas del desastre ambiental

Para tener una real dimensión sobre la rentabilidad que implica hacer un desmonte para actividad agroganadera, un reciente informe elaborado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (MAyDS) da cuenta que en Santiago del Estero, una hectárea ocupada por bosque puede costar aproximadamente U$S 800, mientras que su precio sin bosque alcanza U$S 3.200, siendo el costo de desmonte de U$S 1.200.

en Santiago del Estero, una hectárea ocupada por bosque puede costar aproximadamente U$S 800, mientras que su precio sin bosque alcanza U$S 3.200, siendo el costo de desmonte de U$S 1.200.

Las principales causas directas de la deforestación que se plantean en el informe, son la expansión y diversificación de la empresa agropecuaria (principalmente la agricultura y ganadería intensiva y en menor medida la agricultura de subsistencia), los incendios, el sobrepastoreo, el desarrollo de infraestructura, la sobreexplotación de los recursos forestales, la deficiente aplicación de la legislación y la falta de controles, como señala el informe nacional “Deforestación de los bosques nativos en Argentina: causas, impactos y alternativas” realizado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable.

La combinación de la deforestación con prácticas agrícolas o el cultivo de la soja sin diversificación productiva, ha derivado entre otras cosas, en que las napas freáticas se elevaran en las últimas décadas en distintas regiones disminuyendo la capacidad productiva de los suelos por salinización.

Así, la deforestación disminuye la capacidad productiva de los suelos por salinización en zonas áridas y aumenta el riesgo de inundaciones luego de las lluvias.

Pero… ¿qué estaba ocurriendo antes de la pandemia en el norte argentino?

La República Argentina se encuentra entre los diez países con mayor pérdida neta de bosques en el período 2000-2015. La pérdida de bosques nativos entre 1998 y 2018 fue de alrededor de 6,5 millones de hectáreas, ocurriendo el 43 % de la misma (aproximadamente 2,8 millones de hectáreas) dentro del período de vigencia de la Ley N° 26.331 de Bosque Nativo (2008 a 2018).

La pérdida de bosque nativo en el periodo 2007-2018 se localizó principalmente en la región del Parque Chaqueño (87%), fundamentalmente en las provincias de Santiago del Estero (28%), seguida por Salta (21%) Chaco (14%), Formosa (13%). Se trata de la región que más afectada se ha visto por los cambios en el uso de la tierra ligados a la habilitación de superficies para la producción agrícola (especialmente de oleaginosas y cereales) y ganadera.

Si hablamos específicamente de los departamentos más complicados por provincias y, a una escala de mayor detalle, la pérdida de bosque nativo se localizó fundamentalmente en la subregión semiárida del Parque Chaqueño en los departamentos de Almirante Brown y General Güemes (Chaco), Bermejo y Patiño (Formosa), Anta, Orán y General San Martín (Salta), y Alberdi, Copo, Juan Felipe Ibarra, Pellegrini y Moreno (Santiago del Estero). Estas zonas concentran el 70 % (1,5 millones de ha) de la deforestación registrada en el Parque Chaqueño desde la sanción de la Ley de Bosques hasta 2018. 

Entre 2012 y 2018, la superficie total de pérdida de bosque nativo en las provincias de Chaco, Salta, Formosa y Santiago del Estero fue de aproximadamente 1 millón de ha, de las cuales un 28 % correspondió a una deforestación diferida justificada bajo un uso silvopastoril.

Granjas porcinas para Santiago ¿Desarrollo económico o mayor contaminación?

La posibilidad de cerrar un acuerdo por U$S 3.700 millones de dólares para proveerle carne de cerdo a China ya activó una competencia acelerada entre los gobernadores de distintas provincias y sus respectivos planteles de ministros.

En estos últimos días, provincias del NEA y el NOA salieron a ofrecer al Ministerio de Relaciones Exteriores, toda la infraestructura necesaria, como así también mano de obra de bajo costo y hasta la posibilidad de fijar determinadas exenciones impositivas con tal de garantizarse al menos una parte de las eventuales inversiones.

Una de esas provincias es Santiago del Estero y, según publicó el sitio iProfesional en los últimos días, los ministros de Agricultura y Producción, no sólo nuestra provincia, sino también Chaco, Tucumán, Formosa, Corrientes, Misiones, Jujuy, Salta, La Rioja y Catamarca, mantuvieron conversaciones con Jorge Neme, mano derecha de Felipe Solá en la Cancillería y actual secretario de Relaciones Económicas Internacionales de esa misma dependencia, con el fin de oficializar el interés por ser parte del requerimiento chino.

Recientemente, autoridades del Gobierno de Santiago del Estero presentaron públicamente el diseño del “Proyecto Federal del Complejo Tecnológico de Exportación de Carne de Cerdo a China”, una propuesta informativa dirigida especialmente a actores del sector privado que estarán involucrados en la cadena de valor de la carne porcina. 

¿Cuál es la idea? desarrollar en Santiago un complejo tecnológico exportador de “asociación de capitales locales con capitales chinos inversionistas, una importante transferencia tecnológica para toda la cadena de valor tanto de granos como de la carne porcina, creación y aprovechamiento de bioenergías ya que los núcleos productivos cuentan con procesos de economías circulares que implican el adecuado cuidado de los recursos naturales y medioambientales”, señalaron a través de un comunicado.

De acuerdo a lo manifestado por el propio secretario de Relaciones Económicas Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Jorge Neme, en una entrevista a el diario El Liberal (https://www.elliberal.com.ar/noticia/538484/proyectan-dos-granjas-para-criar-cerdos-china-inversion-us-300-m-santiago), se calcula que en Santiago del Estero habrá una inversión de U$S 300 millones para la radicación de al menos dos granjas porcinas.

El funcionario de Cancillería explicó que la aspiración es que los establecimientos “se radiquen en las provincias del NOA, NEA o del Sur argentino, donde hay condiciones óptimas para el desarrollo de la producción porcina, agua abundante, napas profundas, espacios vacíos y mucha necesidad de agregar valor a la producción local, crear empleo y generar divisas para mejorar la economía de las provincias”.

Hace pocos días, el Foro Nacional por un Programa Agrario Soberano y Popular expresó su postura crítica en torno al megaproyecto de cerdos, considerando que dicho acuerdo que se negocia “no es sustentable en lo sanitario ni en lo ambiental y que creará un sector concentrado de la cadena de valor porcina que no contribuye a la democratización de la economía”.

Otra postura crítica surgió de parte del Equipo de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas (Universidad Nacional de Rosario), al considerar que “China no busca importar chanchos, lo que busca es que otros países se hagan cargo de las consecuencias que las megafactorías porcinas tienen en la salud del ambiente y la salud de las personas. En lo que va de este año China tuvo que sacrificar 150 millones de animales por la expansión de la peste porcina. Esto no es casual, las megafactorías acumulan cientos de miles de animales en espacios confinados. Esas son las condiciones ideales para que las infecciones se propaguen rápidamente. China es la prueba de que esas infecciones no pueden controlarse”.

No hay que mirar lejos, las posibilidades de la concreción de esta megafactoría de cerdos en la provincia es ya casi un hecho. En territorios como Santiago del Estero y otras provincias del norte argentino, se advierte una profundización activa de los desmontes para la producción de grandes campos de soja y maíz transgénicos, sobre los que se basa la alimentación “feedlot”, es decir, el engorde de ganado que podría ser ideal para la alimentación de los cerdos.

El necesario camino hacia otros sistemas productivos 

Para comprender la situación actual de la deforestación y algunos conflictos existentes en torno a la gestión de los bosques, los alcances de la ley y las propuestas concretas para reducir el impacto de los desmontes, el biólogo e investigador del CONICET, Matías Mastrángelo, planteó su visón en torno a las relaciones entre los productores y su entorno ambiental en Santiago del Estero.

¿Cuál es la situación específica de Santiago del Estero en cuanto a la deforestación de acuerdo a sus estudios?

-Lo que se viene viendo en los últimos 10 años de vigencia de los Ordenamientos Territoriales es que hay violaciones a esas normas y hay por lo tanto desmontes en zonas no permitidas (zona amarilla y rojas), y esto se debe a que el poder, la presión y el lobby que ejercen los grupos que tienen el poder económico (empresas, inversores que tienen tierras en las provincias) presionan a los organismos encargados de controlar y de aplicar la ley en Santiago del Estero, y logran por distintos medios, violar la ley y por lo tanto, deforestar en zonas no permitidas. El tema es que muchas veces los gobiernos provinciales son permeables a estas presiones, y son receptivos con ese tipo de presiones porque también tienen interés en ampliar la frontera agropecuaria, a pesar de tener una ley que los regula. Esto se debe a que las provincias y la Nación dependen de la producción agropecuaria, entonces la forma de generar activación económica, de recaudar impuestos y de generar divisas a nivel nacional, depende mucho de esa actividad y por lo tanto es muy fuerte la presión para que la deforestación y la expansión de la frontera agropecuaria continúe.

¿Ha tenido acceso a registros que indique cuál es la situación actual de las áreas forestales de Santiago del Estero? ¿Cuánta masa boscosa pudo haberse perdido en estos últimos años?

-Santiago del Estero es lamentablemente de las cuatro provincias que concentran la tasa más alta de deforestación en la Región Chaqueña. Desde 1998 al 2018, en 20 años, se han deforestado 2 millones de hectáreas, lo cual da una tasa de 100.000 hectáreas por año que es una tasa promedio, pero que sobre todo en la década que va entre 1998 y 2008 fue mayor a 100 mil hectáreas por año -cerca de las 200 mil hectáreas por año- y después del 2008 y 2010, esa tasa se redujo por la entrada en vigencia de la Ley de Bosques y el Ordenamiento Territorial Provincial. 

¿Y cuáles fueron a su entender las zonas más deforestadas en la provincia?

-Las cifras de la deforestación antes mencionadas están distribuidas en forma desigual a nivel geográfico dentro de la provincia, con tasas muy altas durante el periodo 2004 a 2008, en la zona del noroeste y noreste. Yo hago investigaciones en el departamento Moreno y Alberdi, y en esas zonas se registraron las mayores tasas de deforestación de la provincia. Si uno atraviesa esa zona, el núcleo agrícola de Quimilí a Sachayoj y Pampa de los Guanacos, uno puede a ver hacia ambos lados de la ruta que se pierde la vista en el horizonte sin ver ni siquiera una cortina forestal remanente de bosque nativo. Ha sido tremenda la deforestación en esa  zona, con las consecuencias que eso trae. Hay que ver las consecuencias positivas desde lo económico, como ser la generación de una renta bastante alta, pero que es apropiada por los propietarios de esas tierras, que son pocos y generalmente no son de la zona. Por lo tanto, esa renta no se traduce en desarrollo local de esos pueblos. Yo vengo visitando esas localidades desde hace mas de 10 años y siguen en el mismo estado a pesar de toda la riqueza que se genera a su alrededor.

¿Qué sistema productivo que respete el cuidado de la biodiversidad recomendaría aplicar en el monte santiagueño?

-Las soluciones o propuestas alternativas que podrían ayudar a superar esta tendencia de fuerte de degradación de los bosques y su gente son interesantes: desde distintos organismos nacionales de ciencia, técnica y gestión, se han propuesto algunas sistemas de producción alternativos sobre todo para producir en forma sustentable y manteniendo la cobertura boscosa en lo que son las áreas que el ordenamiento territorial categoriza como de tipo 2 o amarillas, donde se puede producir pero conservando la masa boscosa. Ahí entran en juego distintas variantes de lo que se llama sistemas silvopastoriles, o sistemas ganaderos de producción de carne vacuna en la que se mantienen los componentes de los bosques nativos, sobre todo el componente arbóreo. Es una alternativa posible y positiva, y se ha desarrollado todo un sistema desde el INTA de Santiago del Estero, tanto a nivel nacional con un acuerdo entre el Ministerio Ambiente y de Agricultura allá por el 2010, donde se propuso el manejo de bosques con ganadería integrada, para seguir produciendo pero conservando el bosque. Lamentablemente esa propuesta no ha tenido los resultados esperados como una adopción de parte de los productores; han pasado ya más de 10 años y todavía son pocos los productores que han implementando este sistema, y no se ha podido tener resultados concluyentes respecto a la sustentabilidad de ese sistema, y si realmente logra producir carne y a la vez conservar la biodiversidad y las funciones del bosque nativo. Las provincias trabajan en esto, pero es lento el proceso porque básicamente los productores lo ven como un sistema difícil de implementar.

Durante la pandemia, la ONG de Greenpeace Argentina denunció que los desmontes en el norte del país no cesaron y hubo una mayor libertad para violar la ley ¿Cuáles son las trabas que dificultan la supervisión de las normativas ambientales?

-Durante la cuarentena Greenpeace reportó que hay una continuidad de la deforestación en todas las provincias de la Región Chaqueña, tanto en zonas permitidas como en zonas no permitidas, y hubo mucha prensa sobre esto porque esa gran deforestación ocurrió durante un período donde la mayoría de la actividad económica se paró, pero la actividad agropecuaria al ser una actividad esencial (aunque es dudoso eso, porque muchas veces no son alimentos que consumen las poblaciones locales lo que se produce en esos campos) no dejaron de expandir esa producción y para los cual siguieron deforestando. Hay cifras cercanas a las 20 mil hectáreas que se desmontaron entre marzo y mayo en estas cuatro provincias (Formosa, Chaco, Salta y Santiago del Estero), de las cuales un poco más de la mitad sucedió en Santiago del Estero: cerca de 10 mil ha durante la cuarentena, y esto se debe a la presión de productores por habilitar tierras para la producción de cultivos y pasturas, también para la especulación inmobiliaria, porque hay un incentivo muy fuerte a desmontar, ya que eso duplica el valor de la tierra. Esto está acompañado por una regulación más débil, que uno podría pensar que se les ha hecho más difícil monitorear el cumplimiento de la ley durante la cuarentena, porque no se puede hacer recorridos de fiscalización, pero el control se hace mediante imágenes satelitales, que no requiere tanta presencia en terreno, lo cual es una excusa que ponen los organismos provinciales, desde mi punto de vista para justificar el hecho que se hayan acelerado las tasa de deforestación de la cuarentena.

¿Avizora algún cambio de política pública efectiva, justa e inclusiva como pregonan las comunidades campesinas santiagueñas y del gran Chaco en materia de soberanía alimentaria y acceso a la tierra?

– Mi visión es un poco pesimista, pero yo creo es muy importante fortalecer la presencia de las comunidades campesinas en el territorio y eso se choca con una traba muy fuerte que es la inseguridad en la tenencia de la tierra. Es cierto que donde permanecen las comunidades  permanece el bosque, por eso es importante desde lo ambiental, cultural y social. Es difícil que se mantenga esa presencia en el territorio porque la mayoría de esas comunidades viven y trabajan estas tierras sin títulos de propiedad y otras formas precarias de tenencia, que hacen que frente a la presión de inversores que quieren acaparar esas tierras, terminan cediendo porque les ofrecen dinero o porque los expulsan de forma violenta. Esa inseguridad hace que su rol como custodios de ese bosque en pos de impedir el avance la frontera agropecuaria, sea algo muy frágil e inestable. La provincia no ha dado señales de querer fortalecer la tenencia de las comunidades campesinas, y muchas siguen trabajando la tierra bajo esa tenencia precaria, y hay creo yo alguna señal positiva cuando las comunidades se organizan, y tienen capacidad de presionar a los gobiernos para acceder al los títulos. Falta una ley de tierras comunitarias, que permita tener títulos de propiedad comunitaria, que es la forma para que puedan utilizar la tierra esas comunidades, pero es difícil pensar que eso se va a sostener en el tiempo. La tendencia es que haya una migración de estas comunidades, a un despoblamiento del sector de las comunidades del campo y una penetración mayor de los capitales extralocales dentro de la provincia. Claramente lo que hace el ordenamiento territorial es regular el uso de esas tierras boscosas, pero es necesario algún tipo una legislación que regule también la tenencia de la tierra, para que las comunidades puedan ejercer la función de cuidar la biodiversidad.

*Omar Estanciero es periodista de Santiago del Estero. Trabajó en medios de la provincia y actualmente dirige la revista con orientación en agroecología La Semilla (http://lasemilla.medios.com.ar/). También es estudiante de la Licenciatura en Periodismo de la UNSE.

Fuentes consultadas: 

MAyDS – Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación (2018). Datos e infografía de bosque nativo, disponible en https://bosques.ambiente.gob.ar/geomaps.

MAyDS -Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación (2018) Cartografía digital de pérdida de bosque nativo. Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal (UMSEF) de Dirección Nacional de Bosques.

Diarios El Liberal, iProfesional.

Foro Nacional por un Programa Agrario Soberano y Popular.

Equipo de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas (Universidad Nacional de Rosario).

Entrevista a Matías Mastrángelo: Licenciado en Ciencias Biológicas, Universidad Nacional de Mar del Plata (2008). Es investigador adjunto del CONICET. Como investigador, analizó la distribución social de servicios ecosistémicos y conflictos ambientales en el norte del Chaco Seco.

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