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Sudar no cambia la racha

11 Minutos de lectura

Por Nicolás Adet Larcher

Foto: Subsecretaría de Prensa y Ceremonial

Santiago es tierra arrasada o un faro de progreso dependiendo de quién cuente qué y cómo. A kilómetros de distancia, los medios de Buenos Aires dedican tiempo y recursos en mostrar la historia de la provincia pobre de caminos de tierra y progreso postergado pero también destacan, cuando la situación lo amerita, el brillo de una provincia pujante con un estadio de lujo – y otras obras deslumbrantes – que encima paga bonos generosos, como ningún otro lugar en el país. Nunca terminan de entender cómo es posible que un proyecto político se sostenga durante tantos años sin que aparezca la palabra «feudo». Si uno enciende la televisión en un mismo canal porteño verá una provincia distinta en los temas de su mesa de noticias y en su panorama deportivo, cultural o gastronómico. Lo negativo siempre será reservado para lo político y serán protagonistas los contrastes, más oscuros y más claros que nunca. Los últimos meses de pandemia solo contribuyeron a profundizar esas lecturas sesgadas.

En su nota “Harto de pagar para ver las noticias de los porteños”, rescatada en una reciente nota de Revista Crisis, el periodista Juan Pascual decía: 

A veces, se expone como noticia algo que sucede en los ranchos. Tiene que ser de una magnitud devastadora o bien debe satisfacer algún interés político puntual de tirios o troyanos. Entonces, vemos a los movileros cruzar la frontera y actuar como Lucio Victorio Mansilla aventurándose entre los ranqueles. No pegan nunca una, regularmente desconocen en qué lugar están y hasta en sus caras dejan ver el malestar que les produce el viaje. Cuando no, llaman por teléfono a algún periodista local y lo hacen trabajar gratis a cambio de la zanahoria de salir para todo el país. Desde caducas epistemologías, observan siempre un telúrico atraso cultural que suelen compadecer desde su iluminada urbanidad a través de vagas ideas como la de autenticidad o conceptos más atávicos, folklóricos. Allá se come pescado, allá andan en alpargatas, allá no saben votar”

En la provincia, las denuncias de la oposición más radicalizada no reconocen avances y virtudes de un modelo que ya lleva más de una década, mientras la épica oficialista tampoco da lugar a fisuras en su relato del buen vivir y el crecimiento. En el último año, y en medio de esta marea de lecturas tan extremas, Santiago se destacó en la gestión de la pandemia en tres frentes: salud, asistencia social y administración fiscal. Se piloteó la tormenta con las herramientas a disposición, y pasó el peor momento. Aún así, la provincia también sufrió el coletazo de las restricciones por el Covid que desataron la violencia policial y la malaria laboral. 

El bono de 90 mil pesos anunciado en tres tramos por Gerardo Zamora vino acompañado de un aumento del 57% en el salario que beneficiaría a cerca de 55 mil trabajadores del Estado provincial. Para los medios porteños, el anuncio estuvo enmarcado específicamente en un contexto electoral desfavorable para el Frente de Todos. Sin embargo, no es la primera vez que el gobierno otorga un bono de estas características (ya lleva catorce veces) y tampoco es la primera vez que realiza el anuncio en los últimos tres meses del año. Año electoral o no, la costumbre del bono ya viene instalada como garantía de anuncio para octubre, noviembre o diciembre. El monto, sin embargo, sí fue mucho más alto que otros años.

El anuncio generó un estallido celebratorio desde las cuentas afines al oficialismo que replicaron textuales del gobernador, memes y el detalle del cronograma de pagos. De parte de la oposición también se hicieron comentarios sobre el bono, aunque con menos entusiasmo. Militantes de Juntos por el Cambio apuntaron al costo fiscal que implicaba para la provincia y militantes del Frente de Izquierda pusieron el foco en la insuficiencia del monto para “una provincia con el 50% de pobreza según el INDEC”. 

El bono representa una inyección al bolsillo siempre es bienvenida. Un anuncio que también se dio en un marco favorable para la provincia durante esos días, que tuvo su capacidad hotelera colmada en Termas dentro de un fin de semana largo que fue histórico a nivel nacional. Además, la fecha del pago de la primera cuota coincidió con la realización de la Feria Provincial del Libro en el Centro Cultural del Bicentenario y los festejos por el Día de la Madre. Eso volcó a miles de personas a las calles y agitó una economía paralizada.

La gestión de la pandemia

Una camioneta se desplaza por la avenida Solís en la ciudad de Santiago del Estero. Carga un cartel destartalado y mal montado. Por un megáfono sale una voz desganada que invita a la ciudadanía a votar al Frente Cívico por Santiago en las elecciones. La situación se repite una y otra vez durante la semana previa al domingo electoral. La camioneta se vuelve un paisaje habitual de la tarde, se pierde entre el ruido de los autos y las motos que avanzan a toda velocidad. Casi no importa que se escuche lo que dice, pero lo sigue diciendo. En las redes sociales, militantes comparten fotos sosteniendo una boleta con el rostro de Gerardo Zamora. En portones de casas, comercios y postes de luz. Todos comparten sus fotos apoyando, con textos replicados en cientos de cuentas que se adelantan a una victoria asegurada. 

El gobernador figuró como tercer suplente de la lista para las PASO, pero su rostro ocupó toda la boleta, integrada por diputados y diputadas que buscan renovar sus cargos. No hubo lugar para nombres nuevos, ni sobresaltos, ni tensiones internas para el armado. El Frente Cívico por Santiago apostó durante toda la campaña electoral por una estrategia conservadora, discreta, y sin derrochar mayores recursos. Orden y Congreso, con una mirada puesta en el malhumor social y las necesidades territoriales. El Dr. Hernán Campos, en una conversación con Radio Universidad 92.9, explicó que la particularidad de esta elección fue que en las boletas no solo estuvieron los nombres de los candidatos y candidatas, también se incluyeron con mayor peso sus pertenencias a los distintos territorios. El gobernador estuvo pendiente del descontento que se percibió entre la población entre 2020/2021, atendiendo y realizando llamadas para dialogar con personas que se sintieron perjudicadas por las políticas restrictivas aplicadas por la pandemia. En una entrevista previa a las elecciones y concedida al diario Perfil, Gerardo Zamora se refirió al problema que acarreaban los oficialismos durante la gestión de la pandemia: 

“En las encuestas se percibe malhumor por los efectos de la pandemia y sus consecuencias económicas, se tome el camino que se tome (…) El mundo está afectado. Quienes tenemos la responsabilidad de gobernar sufrimos la consecuencia del mal humor por lo económico. Por haber debido tomar medidas a veces poco simpáticas. En el fondo la gente reconoce.”

Si bien los números cosechados por el oficialismo estuvieron por encima del 50%, y dieron un poco de aire al Frente de Todos en su desempeño a escala nacional, fue la performance más baja del Frente Cívico desde su llegada al gobierno en 2005. Sólo para comparar y tener una idea, en las PASO de 2017 la lista de precandidatos a diputados se impuso con un porcentaje de más del 63% de los votos. En las elecciones generales, donde Zamora fue elegido para un nuevo mandato, la performance del Frente Cívico fue de un 62% de los votos para la boleta de gobernador y vice. En el 2017, Zamora había obtenido un 69,57% de los votos. En paralelo a esa merma de votos, creció la distribución de porcentajes atendibles para la oposición provincial, aunque no le alcanzó a Juntos por el Cambio en las elecciones generales para aumentar (o mantener) sus bancas en la legislatura provincial que pasaron de 7 a 5. La disputa está ganada por el oficialismo en el terreno de las bancas nacionales, pero en el plano local hubo algunas modificaciones en un lugar donde el oficialismo (todavía) tiene mayoría y dominio. 

La jornada electoral, y la extensa campaña, funcionó como desfibrilador para figuras que habían perdido el color durante los últimos años, como fue el caso de Héctor “Chabay” Ruiz que impulsó su campaña con el slogan de “Chabay vuelve” y logró ingresar como diputado provincial. El ex intendente de la ciudad de La Banda había perdido un caudal importante de votos en el último tiempo, luego de que cayera en las sombras tras ser condenado a tres años de prisión por un abuso sexual que confesó en un juicio abreviado en el 2015. Sentado en una silla de plástico en un búnker del tamaño de una habitación, Chabay esperaba lo resultados durante la tarde del domingo. Apenas acompañado por no más de diez personas, el ex intendente no despegaba la mirada del teléfono. Cerca de las 20 horas se apuró en anunciar que había logrado superar ampliamente el porcentaje obtenido por el actual intendente, Pablo Mirolo, y que se consolidaba como segunda fuerza. “He vuelto de la muerte”, dijo.

Heridas

La pandemia no pegó muy bien en el país y Santiago no quedó exenta de ese impacto.  En el conglomerado Santiago-La Banda se registra, desde hace un tiempo, la segunda tasa más alta de empleo no registrado del país y otros números no muy alentadores en el plano laboral. Según una investigación sobre las singularidades del mercado de trabajo santiagueño durante la pandemia (realizada por Mariano Parnás y Yéssica Fonzo Boláñez), en la provincia persisten el “desaliento laboral, subempleo invisible, altos niveles de informalidad, bajas remuneraciones en el sector privado registrado, altos niveles de sobreocupación y profundas desigualdades en la incidencia del desempleo por edades, y sobre todo por sexos».

Para agosto de 2020, la provincia fue una de las que mayor asistencia recibió por parte del Ministerio de Desarrollo Social en la entrega de tarjetas alimentarias. Para diciembre de ese mismo año, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) registró en la provincia un ascenso del 12% en el porcentaje de comercios cerrados y hasta se llegaron a relevar cerca de 100 locales que bajaron sus persianas en el microcentro de la ciudad Capital. La pandemia había agravado un cuadro de crisis que ya se venía arrastrando desde 2018, un dato omitido por el reclamo opositor. 

En Santiago también viven más de 25 mil trabajadores del agro que emigran a otras provincias durante temporadas de cosechas. Según un informe del Conicet, 8 de cada 10 reciben un ingreso proveniente de la protección social. Hace no mucho, la Secretaría de Trabajo de la provincia creó un Registro Provincial de Trabajadores Rurales con Empleo transitorio para empadronar a personas que trabajan de esta manera y llevar números más precisos para asistir. Por lo general son hombres con menos de 40 años, jefes del hogar o hijos, gestores del único ingreso no proveniente del Estado en sus casas, además de ser solitarios en los viajes que emprenden. El ingreso de protección social, claro, no alcanza para cubrir muchas necesidades y resulta que esas necesidades fueron muchas más durante estos meses pandémicos. En este tiempo, los gobiernos provinciales tuvieron que gestionar transportes y estadías para la vuelta de trabajadores golondrinas que se habían quedado estancados en otras provincias. 

No solo la economía pegó fuerte. La violencia policial también tuvo su lugar en denuncias reiteradas de parte de familias, organizaciones sociales, periodistas y académicos. Los nombres de Mauro Coronel, Clara Bravo y Franco Isorni fueron colocados en el centro de la escena al denunciar violaciones a los derechos humanos y dudas en el accionar policial. En el caso de Mauro Coronel, Amnistía Internacional exigió explicaciones sobre su detención al gobierno provincial. Un informe del Equipo de Estudios Socio-Jurídicos en Derechos Humanos del INDES analizó las intervenciones policiales en barrios de la ciudad Capital durante la etapa más dura del aislamiento. En la investigación, pudieron reconstruir situaciones donde la policía ingresaba “a los tiros” a los barrios, hostigaba, golpeaba, detenía a vecinos de manera arbitraria y hasta trasladaba a las personas a centros de detención donde se las obligaba a lavar los baños. 

Aún con todos estos hechos, fue el caso de Abigail Jiménez el que atravesó el techo de la provincia para convertirse en un hecho nacional que involucró el repudio de parte del gabinete de Alberto Fernández en la voz de Vilma Ibarra y Santiago Cafiero. Cinco días después del hecho, Zamora subió un video a sus redes para correrse de la justificación que habían esbozado militantes oficialistas, ministros e intendentes. En ese video, Zamora cambió el tono, se hizo cargo y pidió disculpas: 

«Creo que, más allá de la investigación interna, y por supuesto una lamentable sucesión de hecho y errores, de los cuales no tienen nada que ver los padres ni mucho menos la niña, es el Estado, del cual me responsabilizo, el que ha fallado en sus mecanismos para controlar la salud de los habitantes». 

Desde ese momento, el gobernador siguió de cerca la situación de Abigail para ofrecer ayuda a la familia durante su tratamiento.

La reactivación

La campaña de vacunación avanzó con determinación y solidez a través de un amplio despliegue del personal de salud por los territorios. Hasta el momento la vacuna ya se aplicó a más del 70% de la población de más de 18 años y Santiago figura en el top tres de provincias que más vacunas aplicaron en relación a su población. El sistema de salud estuvo al límite en la ocupación de camas y el desgaste de los recursos humanos fue evidente, pero nunca hubo un colapso. Ese desborde sí pudo observarse en provincias como Jujuy o Buenos Aires. Las restricciones a la circulación y la realización de ciertas actividades provocaron algunos malestares, pero en el balance más general de la situación le permitieron al gobierno adquirir respiradores y preparar espacios de contención para esperar la llegada de los contagios masivos en la población. El latiguillo de “ganar tiempo”, que se repitió en los primeros meses de 2020, fue crucial para los gobiernos provinciales. Desde marzo del año pasado, Zamora ya anunciaba que estaban reforzando la compra de respiradores y el acondicionamiento de espacios como el Nodo Tecnológico para atender urgencias de pacientes. Santiago del Estero fue una de las provincias con mejor puntaje en el Índice de Respuesta Local (IRL) que monitoreaba “la efectividad de respuesta de las políticas implementadas por cada provincia para paliar el Covid-19” por medio de tres rubros: asistencia a micros, pequeñas o medianas empresas (mipymes), familias y municipios. En ese terreno, Santiago quedó en la misma posición de respuesta efectiva que provincias como Río Negro, San Juan, Chubut, Buenos Aires y La Rioja. 

Según datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), Santiago fue la provincia con mejor desempeño fiscal durante el 2020. Al finalizar el año, tuvo un superávit de un 23% que se sumó a los buenos números que ya se habían cosechado en 2019, con un margen de un 13% por encima de los gastos. La provincia, al no haber contraído obligaciones de pagos con acreedores, tampoco tuvo que atravesar el arduo proceso de reestructuración de una deuda en moneda extranjera, como si tuvieron que hacerlo once de catorce provincias con esas obligaciones, hasta septiembre de 2021. Esas provincias fueron Mendoza, Río Negro, Chubut, Entre Ríos, Córdoba, Neuquén, Jujuy, Salta, La Rioja, Buenos Aires y Chaco. 

Para paliar la situación crítica que dejó la pandemia, este año fue la primera vez que la provincia anunció el pago de un bono como complemento del aguinaldo durante el mes de junio. En ese mismo acto, Zamora también anunció créditos a empresas, una ayuda económica para beneficiarios de tarjetas alimentar por 5 mil pesos y un monto de 25 mil pesos para trabajadores independientes (monotributistas), hoteleros, gastronómicos y para dueños de comercios locales. Para más de ocho empleados por comercio la ayuda llegó hasta los 140 mil pesos. Así también, se anunciaron otros beneficios para el agro y exenciones impositivas para actividades que fueran consideradas “críticas”. Según el ministerio de Economía de la provincia, para fines de junio ya se habían recibido y aprobado más de 5.720 solicitudes para recibir esas ayudas. En el caso del agro, más de 5.880 productores de maíz, alfalfa y algodón recibieron una ayuda de 35 mil pesos.

En el cierre de la jornada electoral de ayer, Zamora tomó el micrófono y anunció un “crecimiento exponencial” para Santiago del Estero, con el objetivo de que “la provincia despegue definitivamente”. Sin dudas, la mejor performance del Frente de Todos a nivel nacional lo tuvo como protagonista, aunque estrictamente el Frente Cívico siempre se presente como un “aliado” en sus intervenciones legislativas y siempre destaque la particularidad de ser una fuerza provincial. El énfasis en la nueva etapa de crecimiento, con cimientos sólidos y fuerza propia, ya viene siendo mencionada por Zamora en discursos e intervenciones anteriores durante este año. Su cuarto mandato, de esta forma, se inaugura con la promesa de una profundización definitiva en las políticas sostenidas por el Frente Cívico en los últimos años.

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