#Provincia

Musa y su “maldita policía”

6 Minutos de lectura

Por Equipo de Estudios Socio-Juridicos en DDHH del INDES-FHCSyS-UNSE.

«Maldita policía» I

El domingo 16 de marzo de 2003 Oscar Seggiaro sufrió un “robo” por parte de tres hombres encapuchados que entraron en la madrugada a su finca, donde él y su hermano fueron atados y torturados fuertemente, al punto de hacerle estallar un globo ocular y el bazo al ganadero de 65 años de edad. Seggiaro murió el miércoles 19 de marzo del 2003 en una clínica de Santiago del Estero.

Los criminales, eran policías. Antonio More, un ex agente exonerado por el robo de ganado y Jorge Pablo Gómez y Héctor Bautista Albarracín, dos agentes activos de la fuerza, fueron los perpetradores del hecho. Para movilizarse hasta el campo de Seggiaro utilizaron el vehiculo de otro agente policial, Daniel Francisco Mattar. Esto tres últimos cumplían sus funciones en la DIP (Departamento de Inteligencia Policial de Santiago del Estero) que en su momento estuvo a cargo de Muza Azar, quien al consumarse el crimen se desempeñaba como secretario de informaciones del gobierno de la Provincia, espacio que se apoyaba principalmente en la estructura de la DIP.

 

«Maldita policía» II

Desde principios del 2003, se realizaron marchas en reclamo de justicia. Estas “marchas del silencio” recorrieron las calles aglutinando inicialmente unas cuantas decenas de personas, pero pronto se convertirían en miles que transitaban pidiendo de Justicia. El desencadenante de esta marea de silencio que se hacia escuchar con fuerza, fue el crimen de Leyla Bashier Nazar y de Patricia Fernanda Villalba. Ambas jóvenes fueron encontradas sin vida el 6 de febrero de 2003 en La Dársena, un pueblo a 20 km de la ciudad capital de Santiago del Estero. Mientras Leyla fue asesinada en “una fiesta” donde todo indica participaron funcionarios e hijos de funcionarios, a Patricia, la mataron para encubrir el crimen de la primera.

El fin del régimen juarista se dio en el contexto de las “marchas del silencio” por el “doble crimen de La Dársena” y la multiplicación creciente de las denuncias por violaciones a los derechos humanos que llevaron a la intervención federal en abril del 2004. Si bien no fue sólo el reclamo de las familias lo que devino en las movilizaciones masivas, si fue un punto de inflexión, el espacio de encuentro y un parte aguas en el proceso.

A nivel mediático fueron muchas las hipótesis y personajes que se ven presuntamente involucrados. Siempre combinando el contexto de una supuesta fiesta en la que habrían matado a Leyla y los aparatos que se movían entre el poder político, policial y criminal que llevaron adelante todo el encubrimiento, incluyendo la muerte de Patricia. Este aparato tenía en el centro, una “maldita policía” que actuó como brazo fuerte del poder político más allá de la ley. En este sentido, el diario Página/12 del día domingo 15 de junio decía lo siguiente:

En 1995, cuando recuperó el poder en Santiago del Estero, después de la intervención federal, Carlos Juárez decidió que nunca más lo sacarían de “su” provincia. Uno de sus instrumentos más formidables fue el espionaje policial, a cargo de un ex Triple A y agente de la dictadura que creó una fuerza que ya carga con decenas de denuncias de gatillo fácil y torturas”

Nuevamente en el eje de la confusión aparece con claridad la policía santiagueña, en este caso, como quedó demostrado por el veredicto dictado el 24 de junio del 2008, directamente encabezada por Musa Azar al frente de una asociación ilícita criminal. Este caso le valió al genocida una de las 4 perpetuas que le pesan.

 

Cuando “la Justicia es injusta” I

Mediando entre la sociedad y la justicia aparece un actor descollante y corporativo. La policía. En el juicio por el “Doble Crimen de La Dársena”, de los 16 imputados, 8 son policías, dos de ellos comisarios. El resto pertenecen a la clase política y económica ligada a los negocios con el Estado. Dos de ellos son “hijos de”.

Las acusaciones dejan en claro que lo que se juzga no sólo son dos muertes en Santiago del Estero, sino un aparato criminal destinado a impedir que se genere justicia. No obstante, la familia Villalba y abogados que participaron en la querella y fiscalía durante el juicio, sostienen que ese aparato no fue del todo juzgado y parte de su accionar posibilito dos cosas: primero entorpecer la investigación y ocultar la verdad, logrando que lleguen a juicio menos acusados que los que deberían y segundo que solo 5 de los imputados fueran condenados. Entre ellos Muza Azar, que al momento de ser condenado, lloraba de la alegría y se abrazaba a su hijo que había sido absuelto.

Cuando “la Justicia es injusta” II

El 29 de Diciembre del 2017 los organismos de Derechos Humanos y organizaciones sociales y políticas de Santiago del Estero se dieron cita desde las 9 de la mañana en el Juzgado Federal. La sentencia se leería antes del medio día. Pero el tribunal decidió hacer un cuarto intermedio indefinido. Como buen día de diciembre santiagueño, a las 10 de la mañana la temperatura ya superaba los 35 grados. El ambiente auguraba que el resultado no sería el esperado. No obstante lxs artistas no retrocedieron ante el calor y acompañaron esa espera hasta el medio día, que se extendió más allá de las 12 hs. con cantos, danza y mística. A las 12 la temperatura ya ascendía a 39 grados y el asfalto estaba extremadamente caliente, desde el interior aún no había noticias.

El público se movía constantemente junto con el rayo del sol buscando las sombras que primero acogían las escalinatas del juzgado. Los gazebos del ministerio de salud de la provincia, instalados en un carril cortado de la Belgrano sostuvieron algo el sol toda la jornada, pero en un momento, esas lonas estaban tan calientes como el asfalto que las rodeaba y para las 13 hs ya no quedaba nadie ahí. Pasadas las 12, los rayos del sol empujaron al público a la vereda del frente, junto a la sombra de un algarrobo. La mayoría resistió la batalla contra el calor y seguían firmes. El veredicto parecía inminente por el movimiento, la pantalla instalada para transmitirlo a quienes esperaban en la calle, ahora mostraba la sala interior. Pero a eso de las 15 hs. hubo un corte de luz que volvió a enrarecer el clima. Un par de referentes calmaron al público diciendo que el corte abarcaba los edificios circundantes. Finalmente, a eso de las 16 hs o 17 hs, la luz volvió y militantes, victimas y familiares permanecían adentro.

Luego se supo que durante el corte habían intentado desalojarlos de la sala y que ese público, que en muchos casos llevan cuarenta años peregrinando por justicia, resistieron ante la policía federal y gendarmería haciendo una sentada pacifica. Tras ese largo periplo, unos cuantos adentro y otros tantos apiñados afuera, frente a la pantalla, en los gazebos del ministerio de salud, se supo lo que decidieron los jueces Carlos Lascano, Domingo Batule y Abel Fleming.

Llantos, amargura, enojo y fuerza para continuar resistiendo y construyendo memoria en busca de verdad ante una justicia que parecía alejarse del pueblo. Esas fueron las imágenes que dejó la sentencia que absolvió a uno de los “suyos”, el ex fiscal y juez subrogante de la dictadura Santiago Olmedo, que desde un escritorio por acción y/u omisión formaba parte de un aparato que torturaba y desaparecía. Como parte final de “un injusto fallo”, estos jueces decidieron que el actor principal dentro de la orquesta de esta “maldita policía santiagueña”, sería “condenado” a irse a su casa. Musa Azar beneficiado con prisión domiciliaria.

 

Fotografía: Eduardo Rapetti Salik.

 

La “maldita policía” de siempre

Recientemente, Olga Villalba, la madre de Patricia Villalba, recordaba cómo cuando era adolescente y vivía en el Barrio Pacará en Santiago del Estero, hubo un incidente vecinal, y vino la policía a intervenir. Ella recuerda que en ese momento su padre salió a la calle por el alboroto y que un agente de policía lo golpeó fuertemente con su bastón, la cara del agente que golpeaba a su padre se le grabó. Mucho tiempo después, en el peregrinar junto a los organismos de Derechos Humanos buscando justicia por la muerte de su hija, se encontró en una sus oficinas con la foto en blanco y negro de ese joven agente de policía que golpeó a su padre. Alguien le dijo: “ese es Muza Azar cuando era joven”.

Musa Azar representa hoy un símbolo de la represión en Santiago del Estero. Un símbolo detrás del cual se desdibujan los períodos. El terror criminal trasciende temporalmente. Ya no sólo es parte del terrorismo de estado encorsetado en las rupturas institucionales del 76-83, sino que también es parte de una historia particular que se extiende hacia atrás y hacia adelante. Detrás del símbolo y responsable criminal que es Muza Azar, se encuentran la historia y la política local. Partes de un proceso que conserva estructuras vigentes y prácticas enquistadas en aparatos represivos. Pero esos aparatos y prácticas tienen en frente organizaciones sociales que plantean resistencias, Memoria, Verdad y Justicia, aún cuando no le guste a la “maldita justicia”.

 

 

 

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