Por Anita Bouzón Vittar
Llega el año del Mundial y todo es albiceleste.
Las calles empiezan a llenarse de banderas y camisetas desfilando por las veredas. Los carteles anuncian sus promociones “mundiales” (desde un bar hasta una casa de electrodomésticos). Es la perfecta excusa para vender patriotismo en forma de televisores de mil pulgadas. Las multitudes se emocionan cantando el himno, las apuestas sobre la mesa y los fixtures llenos. Las pantallas nos lo venden como una buena noticia, y la vida de Messi, de los jugadores y sus mujeres se vuelven portada de todas las revistas.
Nadie se queda afuera. Nadie, excepto la Selección argentina de futbol femenino. Mujeres, como para variar. Dicen que la luz no se aprecia sin oscuridad, y he aquí el contraste.
Millones se destinan desde la AFA para pagar el sueldo de los jugadores. Una jugadora no puede vivir del fútbol. Tras meses de discusión con Ricardo Pinela, director de la comisión argentina de futbol femenino, consiguieron una “mejora” en lo que la AFA debe pagarles: prometieron que, por día de entrenamiento, cada una percibiría 150 PESOS (antes eran 140).
El equipo de Sampaoli tiene pagos sus viajes, todos en aerolíneas o chárter, y sus alojamientos en hoteles de lujo. Ellas tienen que combinar todos los tipos de transporte para llegar a sus destinos. El septiembre pasado disputaron un partido amistoso en Uruguay: viajaron en barco e hicieron tiempo en un colectivo hasta la hora del partido. Ganaron 3-0 y apenas terminado el partido, emprendieron la vuelta.
La lista de diferencias es interminable, pero el punto siempre es el mismo: las mujeres siempre pierden. En el universo (no sólo) deportivo, el machismo no es exclusivo del fútbol: tenis, vóley, hockey, rugby, running, básquet, etcéteras y etcéteras. No hay excusas: en el hockey (deporte fuerte en lo femenino) las leonas no ganan ni una quinta parte de lo que gana el equipo de fútbol argentino.
Es que el espacio reservado a la mujer es siempre otro: las pasarelas, los desnudos y la pornografía, el decorado, la casa. Adidas lanzó la nueva camiseta de la selección: la de ellos, la presentaron los jugadores y a las femeninas, (adivinen), modelos. Modelos. Es que la figura de la mujer, por más exitosa que sea se reduce, en todos los casos, a lo estético. Lindas y sonrientes. Lindas, sonrientes y funcionales.
Es que el machismo no conoce distinción alguna y la brecha de desigualdad trasciende la AFA y nos involucra a todos. Empieza desde el momento en que los nenes juegan con las pelotas y las nenas con las muñecas. Desde que las opiniones válidas las dan periodistas hombres, y las mujeres, bueno, las mujeres dan el clima. Desde que patear (o hacer cualquier cosa) “como una nena» denota debilidad y defecto.
Desde que el futbol femenino es mal visto, o mejor dicho, invisible.
Bibliografía
https://www.20minutos.es/deportes/noticia/diferencias-salario-deporte-chicos-y-chicas-2703700/0/