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Día del Orgullo: apuntes, conquistas y alarmas para el futuro

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Por Subida de Línea

Se conmemora y se celebra un nuevo Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+. La fecha nace del hartazgo, de una rebelión, un acto de resistencia que se extendió por todo el mundo. Era 1969, en un bar de la ciudad de New York llamado Stonewall. En la noche del 27 de junio la policía llegó al lugar con el objetivo de allanarlo. Era un operativo de rutina, muy común para la época. Stonewall funcionaba como un oasis incómodo en una ciudad donde era ilegal que dos mujeres se dieran la mano en la calle o dos hombres se besaran en la parada de un colectivo. Por esos días, cualquier persona que se corriera del criterio heteronormativo establecido era un blanco perfecto para la humillación pública y la violencia. Sin embargo, esa noche, las cosas cambiaron. La policía llegó como de costumbre, pero encontró un bar lleno de clientes que se resistieron, y que contraatacaron. No hubo una planificación previa. Alguien tiró una lata por el aire, alguien gritó mientras la policía se llevaba a las personas detenidas y eso desencadenó el caos durante las noches siguientes. El hartazgo abrió la puerta al orgullo. Desde 1969 hasta aquí, los avances fueron notables. 

Argentina es uno de los países a la vanguardia en cuanto a legislación y respeto por los derechos del colectivo LGBTIQ+. Un informe denominado “Situación de los derechos humanos de las travestis y trans en la Argentina” ordena el marco normativo nacional y los articulados de leyes inclusivas. En el año 2006 se sancionó la Ley de Educación Sexual Integral, hoy tan resistida por los sectores más conservadores. En julio de 2010 se sancionó la Ley de Matrimonio Igualitario (26.618), en mayo de 2012 se aprobó la Ley de Identidad de Género (26.743) y en junio de 2013 obtuvo su sanción la Ley de Reproducción Médicamente Asistida (26.862) que aclara que no podrá excluirse a personas “por su orientación sexual”. 

En el año 2012, el INDEC realizó por primera vez en su historia una prueba piloto de Encuesta sobre Población Trans. Fue inédita porque calificó a la población de acuerdo a la variable de identidad de género en lugar de la variable de sexo, que se aplicó en los censos nacionales. 

En el mismo año en que el Matrimonio Igualitario era tema de conversación, también se aprobó la Ley Nacional de Salud Mental (26.657) que despatologiza y deslegitima calificaciones psiquiátricas relacionadas a la sexualidad. En su artículo 3, la Ley dice que en ningún caso puede hacerse un diagnóstico de salud mental sobre la base de la falta de adecuación con “valores morales, sociales, culturales, políticos o creencias religiosas prevalecientes en la comunidad donde vive la persona” o por “elección o identidad sexual”. Decirlo parece una obviedad, pero esto adquiere una importancia mayor si se recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recién eliminó a la homosexualidad de su Clasificación Internacional de Enfermedades en la década del noventa, y por ese motivo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia cada 17 de mayo. Unos años después, ya en junio de 2018, la OMS quitó a la transexualidad de su lista de enfermedades mentales. 

Las posibilidades de encontrar trabajo también se complican. Según un informe de la Asociación de Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) y Fundación Huésped, apenas el 18% de las personas travestis y trans han accedido a empleos formales. Según un informe de la Revista Segundo, para el 2018 en Santiago existían más de 400 personas trans y apenas cinco contaban con un empleo formal. El cupo laboral travesti-trans surgió como parte de una iniciativa de la histórica activista, Diana Sacayán (asesinada en el 2015), y desde ese momento derivó en proyectos de ley que se presentaron en legislaturas provinciales de todo el país. Hubo que esperar hasta el año 2020 para que el gobierno nacional lo estableciera por decreto (721/2020) en el ámbito de la administración pública. En la actualidad son pocas las provincias que cumplen con la normativa.

En Santiago del Estero la primera Marcha del Orgullo se realizó en el año 2007, no hubo escenarios, ni discursos políticos. Solo música y la necesidad de visibilizar el orgullo. Hasta el año 2008, existió un Código de Faltas que en su artículo 93 penaba con multas o prisión: “la incitación al libertinaje, el atentado contra la moral o las buenas costumbres” ya sea “mediante palabras, gestos, o acciones de cualquier naturaleza en la vía pública”. Una campaña de parte de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), trabajadoras sexuales y organizaciones como la Asocicación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR) le dio impulso a proyectos legislativos durante ese año. CHA había señalado a Santiago como una de las provincias donde todavía se penalizaba hasta lo más insólito, como “vestirse con ropa del sexo contrario”. El Código de Faltas actual eliminó el artículo 93 y lo reemplazó por otro que establece que “quien discriminare a otro por razones de raza, etnia, género, orientación sexual, edad, religión, ideología política, opinión, nacionalidad, carácter físico, condición psicofísica, social, económica” será penado por la ley.

En julio de 2018, el Hospital Independencia de la ciudad capital inauguró un nuevo espacio denominado Consultorio inclusivo coordinado por la Dra. Patricia Gómez, sexóloga clínica con formación en diversidad. El consultorio todavía funciona y cuenta con personal capacitado en temas como diversidad afectivo-sexual, salud reproductiva, hormonización para personas trans y anticoncepción. 

En paralelo a estas conquistas, que permitieron la incorporación de políticas públicas dentro de la agenda del Estado y extender su campo de acción en la ciudadanía, también se han podido observar retrocesos y un crecimiento alarmante en la circulación de los discursos de odio y los hechos de violencia en nuestro país y toda la región. Camila Bosaz, la primera mujer trans en obtener un título de grado en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, contó a Subida de Línea en 2018 que la emoción por la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario también vino acompañada de la paradoja de un brote inusitado de odio contra la conquista de ese derecho:

Cuando empecé a escuchar todo lo que esas voces decían de mí, de personas como las que conocía, dije «Dios, esto está en la cabeza de las personas con las que me encuentro por la calle«. Decir que nosotros éramos un peligro para la familia, que iban a haber violaciones y abusos si nos dejaban adoptar niños, y todas cosas, fue un cachetazo de realidad. Si hubiesen sabido el dolor que nos estaban provocando… es una cosa muy dolorosa, y una dice «Esto es lo que la gente piensa de mí».

Durante el gobierno de Mauricio Macri se denunciaron políticas de vaciamiento del Estado y el desmantelamiento de programas de salud. Como contó Alex para Subida de Línea por esos años, “el desfinanciamiento a la salud y los faltantes en medicación antirretroviral para personas VIH+ es la problemática más visible e inmediata que afecta a la población LGBTIQ en todo el país”. Pablo Herrera, responsable de la Oficina de la Diversidad de la Municipalidad de La Banda expresó que en ese momento también se exigía una “ley integral de salud para las chicas trans porque (el VIH) es la principal causa de muerte, tanto por lo inaccesible de la atención de la salud pública como por el hecho de que, si se accede, la discriminación sigue siendo enorme”.

Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, durante el primer trimestre de 2021 se contabilizaron 53 crímenes en donde la orientación sexual, identidad y/o expresión de género fue utilizada como un pretexto discriminatorio para ejercer la violencia y vulnerar derechos. De esos crímenes, el 76% se cometió contra mujeres trans, el 11% contra varones gays, el 9% contra varones trans y el 4% contra lesbianas. 

En el 57% de los casos, los crímenes fueron cometidos por personas privadas, el 36% se atribuyen “a la violencia estructural a causa del abandono social” y la ausencia de políticas públicas y el 7% restante fue ejecutado por las fuerzas de seguridad.

El avance de los discursos de odio y las figuras emergentes de las nuevas derechas que instalaron el concepto de «ideología de género» – y otras falacias – nos debe mantener alerta, los derechos conquistados se defienden todos los días. Es probable, como alerta el profesor David Paternotte, que estemos ante un relevo generacional, como parte de un avance organizado por parte de grupos ultraconservadores. Detrás de los números, a veces tan fríos, hay historias y personas de carne y hueso. La pauperización social, la creciente desigualdad, los números críticos de la pobreza, lejos de llevarnos a creer que las demandas de la comunidad LGBTIQ+ están disociadas de estas urgencias, debe recordarnos que son luchas que van de la mano en la búsqueda de un país más justo e igualitario.

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