#Edición13

Topos Bajo la Lluvia publica su primer libro

4 Minutos de lectura

Por Belén Navarro.

Domingo gris, un clásico para entrar en contacto con la poesía. El aura de la lluvia nos escolta la espera en el espacio amplio; en el hall, en el ascensor, en el tercer piso. Paula Rivero nos abre las puertas de su casa; caos de voces, el living iluminado por luz natural de las primeras horas de la tarde, está presidido por un cuadro de Kill Bill y enmarcado de libros.

Las otras tres Topos están amontonadas en el sillón. Pilar Carranza, Sofía Landhsman y Natalia Sánchez. Circula el mate y el cenicero de vidrio. Subida de Línea prepara las cámaras y la grabadora de audio. La entrevista es un delirio tan bello como lo que nos convoca: la presentación de su primer libro, y conocer un poco más la intimidad de esa producción.

Topos bajo la Lluvia es un autor que nació, algunos años atrás, en el cuerpo virtual de un grupo de whatsapp, gestionado por cuatro escritoras santiagueñas jóvenes que decidieron iniciar con la consigna de escribir un poema sobre la ilustración de una mujer pelada, con tacos y cabezona. Un grupo “para salvar el mundo”. En ese momento Natalia solo dibujaba, y cuenta que Pilar, como prueba piloto, le encomendó realizar la ilustración de un texto. La combinación de trabajo creativo gustó, se dieron cuenta que funcionaba, y poco tiempo después asimilaron al grupo como un excelente espacio para hacer catarsis.

Sofía: En el grupo de Whatsapp habíamos empezado a buscar nombres y la Pili había tirado uno que era “gatos bajo la lluvia”.

Pilar: No, no era “gatos”. Era “animal marginal”.

Natalia: Creo que era “ratas bajo la lluvia”.

Pilar: Empezamos a tirar varios nombres y la cuestión es que nos quedamos con “Topos”.

La página no demoró en nacer. Con pocos seguidores y “cuatro likes”, en los primeros tiempos eran ellas su propio filtro. Frente a los primeros escritos se daban palmaditas entre todas estimulándose a publicar, no hubo tiempo de ruptura entre el halago y la crítica; se mandaban mails con correcciones, y mientras se “acostumbraban a romperse el corazón” Topos Bajo la Lluvia cobraba realmente vida.

La dinámica entre las chicas revela un vínculo de amistad, y un idioma común en el arte de la expresión escrita. Una voz las nuclea; durante la entrevista se mueven en bloque, son parte del mismo chiste, de la misma anécdota, de la historia de vida que como mujeres andan y reanudan a través de la cuestión poética. Se nutren de autores vivos y de literatura alternativa, antes que de autores “clásicos, tradicionales o legitimados”.

Pilar: Al principio sí eran autores en los que coincidimos como Fabián Casas, pero también en narrativa como César Aira. Era decir “che, mirá este autor que he encontrado”. Después entre lecturas cada una fue encontrando su lugar, y ya no eran lecturas tan compartidas. Entonces se conformaban otros criterios.

El texto que corresponde a la línea de la página es aquel que representa a las cuatro. No es Pilar, Natalia, Paula o Sofía quién habla. Hay una percepción implícita de algo que escribe Topos, y de lo que se distancia y decide solo abrazar la experiencia individual.

Pilar: La propuesta surge de “che, ¿si escribimos de esta temática?” Y si estamos de acuerdo lo hacemos. O la Nati hace un dibujo y nos dice “fíjense que les sale de esto”. En mi caso, el filtro que uso es ver si lo que escribí lo quiero publicar, y si más o menos me conforma. Después hay otros filtros.

Paula: Teníamos momentos en los que, cuando escribíamos, sabíamos que esto no iba con Topos porque cada una andaba en otra búsqueda.

Sofía: También es que a partir de Topos cada una ha armado otros grupos literarios por afuera. No es lo mismo el taller que yo puedo hacer en Tucumán, como lo que yo puedo hacer aquí.

La letra de Topos es fresca, es eléctrica, aloja la impronta de la femineidad, juega con habilidad sobre esa sutil barrera entre el realismo y el surrealismo que la poesía posibilita. El empleo de símbolos cinéfilos clásicos y contemporáneos es rico, su metáfora exquisita, y los espacios de identificación que su discurso coloquial promueve, habilitan el puente que el lector siempre busca para la degustación interna de la lectura.

Su tópico favorito es El Espiral del Infierno. “Cuando una persona no tiene ningún problema pero se hace de la cabeza”, cuentan entre risas. Los espirales de cada una funcionan como estímulo a la producción.

Así, hace un año comenzaron a producir material inédito para su primer libro, y sin embargo, algunos textos que habían sido publicados en otras plaquetas o en la página, fueron incluidos ya que respondían al criterio que, en este proyecto, habían implementado como alma del compilado poético que deseaban mostrar.

La editorial que lo lleva a cabo es UMAS y la presentación está prevista para Junio del 2018. Cuenta con aproximadamente ocho poemas por autora, y el título, “Las cosas que rompí de chica”, fue acogido ya que evocaba un lugar, por el que todas habían atravesado de diferentes maneras tiempo atrás. Representa significativamente el vínculo que establecieron con sus propias espirales. Llámense conflictos familiares, dramas amorosos o crisis personales. Y aparece como una idea fresca que las remite a ese universo caótico que hoy, a través de la sublimación, se figura finalmente ordenado y tranquilo.

Entre mates, y previo a la chocotorta bañada de una riquísima pero extraña crema verde, circulan por las cámaras de Subida de Línea vocalizando la apropiación de sus letras. El cielo gris y húmedo desde un tercer piso las enmarca, y cada una, con su estilo y estética particular, hacen eco del movimiento literario joven que está gestándose cada vez con mayor fuerza en Santiago.

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